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La Insoportable Levedad del Ser

  "La Insoportable Levedad del Ser" ("The Unbearable Lightness of Being") es una película estrenada en 1988, dirigida por el estadounidense Philip Kaufman, editada por Vivien Hillgrove Gilliam, Michael Magill, Walter Murch y B.J. Sears, basada en la novela "Nesnesitelná lehkost bytí", escrita por el checo Milan Kundera y publicada en 1984. Más información acerca en la página de imdb de la película y en el artículo de Wikipedia acerca del libro.
  En cuanto a lo argumental, básicamente, la película nos cuenta lo que sucede cuando Tomas (Daniel Lay-Lewis), un médico checo que considera que el sexo y el amor son cosas diferentes y que va cada una por su lado, conoce a Tereza (Juliette Binoche), una joven camarera que aspira a ser fotógrafa. Se enamoran y entablan una relación, pero mientras él sigue pensando que el sexo es sólo sexo y continúa 'acostándose' con su amiga Sabina (Lena Olin), Tereza no entiende "cómo alguien puede tener sexo sin estar enamorado". A pesar de que en la historia influyen algunas cuestiones políticas, ésta no deja de girar en ningún momento alrededor de los sentimientos de los tres personajes ya mencionados.
  Al principio, tuve la impresión de que las escenas no llevaban a ningún sitio específico, como esas películas francesas en los que los personajes simplemente pasean por París. Sin embargo, a medida que fueron pasando y pasando, mi impresión cambió, y noté que la película no mostraba simplemente cosas que le sucedían o que hacían unos personajes determinados, sino que mostraba a esos personajes, a sus sentimientos, a sus dudas, a sus ideas, a sus miedos, a sus dolores, a sus afectos, expresados siempre con muy pocas palabras, y en cambio más presentes en pequeños gestos, cortas miradas, silencios, y acciones que no dejaban lugar a dudas respecto a qué era lo que querían o pensaban los personajes (como cuando Tomas está celoso, o cuando decide regresar a República Checa para estar con Tereza, o cada vez que la complace en sus deseos, o cuando ella resiste sus 'infidelidades', o cuando Sabina rechaza a Franz porque a éste no le gusta su sombrero).
  En la película hay bastante diálogo (aunque ciertamente podría haber más), y una parte de éste es interesante e importante, pero como ya he dicho, creo que los personajes dicen mucho más con sus acciones. Al principio, Tomas me pareció un idiota, pero pasando la mitad de la película casi me convencí de que simplemente tiene una idea muy distinta a la mía, y nada más que eso (resultó ser que mi impresión se debió a un prejuicio lanzado por un sutil complejo de superioridad); incluso, llegó a caerme bien, porque siendo un prestigioso doctor, podría haber rechazado muchas de las ideas de Tereza y podría haber tenido una vida muy distinta, pero definitivamente sabía lo que quería, y no se ataba a nada más que a eso: ella, Tereza.
  Por otra parte, Tereza y Sabina también saben muy bien lo que quieren, o quizá, saben muy bien lo que no quieren. Los tres personajes me parecieron muy interesantes, quizá porque aún siendo prácticamente igual a cualquier otra persona, son muy diferentes, y no se sienten incómodos con eso, y tampoco se sienten superiores ni desprecian a los demás. Flotan cómodos y felices en un mundo que no es como ellos, pero aún así no deja de ser su mundo.
  Me gustó mucho la fotografía de la película. No sabría decir exactamente por qué, es lo que siento, pero me gustaron los primeros planos, me parecieron sumamente expresivos; los rostros nunca estaban centrados, siempre se inclinaban notoriamente hacia la derecha o la izquierda. Y hubo dos encuadres que me gustaron mucho, y por ello a decir que fueron mis favoritos: uno es aquel en el que Tereza aparece sentada de espaldas, en la casa de Sabina, luego de haberse fotografiado desnudas mutuamente, frente al hogar encendido, con la espalda curvada y las piernas ligeramente flexionadas, parece una pintura; y el otro es un plano general, con la casa de campo de Tomas y Tereza, y ellos dos enterrando a su recién muerta por cáncer Karenin frente a ella, con todo, el campo, las plantas, ellos, sumergido en una bruma que los deja solos.
  Hay un diálogo interesante que Tomas sostiene con algunos colegas y Sabina mientras Tereza baila, en el cual compara a los dirigentes comunistas con Edipo, el personaje trágico que se saca los ojos al enterarse de las cosas malas que había hecho. En este diálogo, Tomas reprocha (aunque sin enfado y sin demasiada preocupación) a los dirigentes el hecho de considerarse víctimas debido a haber servido a un partido político que terminó perjudicando al país, porque, claro, al principio, ellos no sabían que las cosas serían como fueron. Cuando Edipo se enteró de sus pecados, aunque no los hubiese cometido conscientemente, decidió castigarse y marcharse; cuando los dirigentes políticos descubrieron sus propios pecados, decidieron juzgarse como víctimas, perdonarse, quedarse, y continuar gobernando.
  Una escena de la película que me pareció muy interesante fue aquella en la que Tomas y Tereza fueron "introducidos al pasado histórico real", por decirlo de alguna manera. En esa parte, la película utiliza imágenes reales capturadas por estudiantes de cine el 21 de agosto de 1968, cuando tanques soviéticos ingresaban a Praga y la multitud se alteraba en gran medida. Entre aquellos planos documentales en escala de grises, se alternan planos ficticos de Tomas y Tereza, insertos en la multitud y en el conflicto, también en escala de grises. Un excelente trabajo de edición y montaje, a mi parecer. Luego, antes de regresar a la calidad 'normal' de la película, se realiza un pequeño proceso de transición, en el que el color regresa a la imagen, pero en ésta continúa aún el ruido y la inestabilidad que pueden considerarse propias de tomas periodísticas improvisadas.
  Otra escena que llamó mucho mi atención fue una en la que Tomas se siente celoso luego de haber visto a Tereza bailar inocentemente con otro hombre. Entonces, ella se siente feliz, y empieza a juguetear con él y a burlarse de él, hasta terminar apresándolo contra el suelo y pidiéndole matrimonio. Me pareció la escena más tierna de todas, así como Tereza me pareció el personaje más dulce, capaz de aceptar y de mostrar sus debilidades (además de que su sonrisa tímida es encantadora).
  Pero, sin lugar a dudas, la película me conquistó a partir de la mitad (y SI NO HAZ VISTO LA PELÍCULA AÚN, NO LEAS LO SIGUIENTE), y con la escena final, me enamoró de por vida: Tomas y Tereza están regresando a su casa en el campo solos en un pequeño camión luego de pasar la noche en un hotel; ella se inclina, le da un beso y le pregunta "¿Qué estás pensando?", a lo que él le responde, "Estoy pensando en lo feliz que soy", mientras ya se puede ver el camino de tierra que recorren, estrecho, rodeado de árboles, brumoso a causa de la lluvia, misterioso, pero tranquilo, como el recorrido del camión y la cámara por él, y hermoso, como la melodía en piano que suena hasta que todo se vuelve blanco. Uno tiene la certeza de que los protagonistas no habrían podido morir más felices. Terminé con una sonrisa en el rostro, y con una agitación en el pecho. Un final que emana nostalgia (y esa felicidad melancólica que suele acompañarla) en cada punto de luz que emana la pantalla.
  Una película que incluyo en mi imaginaria lista de "Películas que hay que ver", e incluso, aunque quizá algo tímidamente, ayudada por aquella escena final y por el personaje de Tereza, también en mi lista de "Películas favoritas". Sin embargo, a la hora de verla, hay que tomarse algún intervalo, porque estar sentado dos horas y cincuenta minutos no es agradable ni saludable para el culo, ni tampoco para el resto del cuerpo.




ACLARACIÓN: No me hago el crítico de cine ni nada parecido, y tampoco escribo todo esto como estudiante de arte. Simplemente es mi opinión y mi impresión como un 'audioespectador' más de la película. Soy público común.

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