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´La sabiduría de los psicópatas, por Kevin Dutton. Extractos y comentarios al margen.

 La sabiduría de los psicópatas. Kevin Dutton. Barcelona: Editorial Planeta. 2013 (Edición original: 2012). Traducción: Ana Herrera Ferrer.


La mente es un lugar propio, y en sí misma puede ser un cielo en el infierno, o un infierno en el cielo. [7] [citando a John Milton]
―Dicen que los seres humanos desarrollamos el miedo como mecanismo de supervivencia para protegernos de los depredadores ―me dijo una vez―. Pero no se ven muchos tigres de dientes de sable merodeando por Elephant y Castle, ¿verdad, chico? [12]

En la época de nuestros antepasados, los individuos exageradamente vigilantes ante las amenazas pudieron haber resultado decisivos, según sugieren los biólogos evolucionistas, en la lucha contra los predadores, y desde ese punto de vista, la ansiedad indudablemente debió de servir como una ventaja adaptativa considerable. Cuanto más sensible eras a los roces que se oían entre la maleza, más probable era que te mantuvieses vivo tú, tu familia y los miembros de tu grupo extenso. [13]

La idea de que el trastorno mental a veces puede resultar útil, e incluso en ocasiones conferir extraordinarias y peregrinas ventajas, al mismo tiempo que una enorme aflicción a quien lo padece, no es nueva, por supuesto. Como observaba el filósofo Aristóteles hace más de 2.400 años, «nunca hubo un genio sin un dejo de locura». [13]

Incluso la depresión tiene sus ventajas. Recientes investigaciones sugieren que el desaliento nos ayuda a pensar mejor, y contribuye a una mayor atención y capacidad de resolver problemas. En un ingenioso experimento, Joe Forgas, profesor de psicología de la Universidad de Nueva Gales del Sur, colocó diversos objetos, como soldaditos de juguete, animales de plástico y coches en miniatura, junto al mostrador de la caja de una pequeña papelería en Sidney. A medida que salían los clientes, Forgas comprobaba su memoria pidiéndoles que recordaran la mayor cantidad de artículos que pudieran. Pero había un truco. Algunos días el tiempo era lluvioso, y Forgas difundía el Réquiem de Verdi por los altavoces de la tienda. Otros días hacía sol, y los clientes oían a Gilbert y Sullivan a todo volumen.
El resultado no pudo estar más claro. Los clientes que estaban de «humor melancólico» recordaban casi cuatro veces más objetos que los otros. La lluvia les ponía tristes, y su tristeza les hacía prestar más atención. [14]

De hecho, el temor y la tristeza (ansiedad y depresión) constituyen dos de las cinco emociones básicas que han evolucionado universalmente en todas las culturas, y que como tales, prácticamente todos nosotros experimentamos en algún momento de nuestra vida. Pero hay un grupo de personas que es la excepción a la regla, que no experimenta ninguna de las dos, ni siquiera en las circunstancias más difíciles y dolorosas. Los psicópatas. [15]

[Á: refrigeración cardíaca]

Si algo tienen en común los psicópatas es una habilidad consumada para hacerse pasar por gente normal y corriente, mientras detrás de la fachada, de ese disfraz brutal y brillante, late el corazón refrigerado de un predador implacable y glacial. [16]

… uno de los motivos de que nos fascinen tanto es que nos fascinan las ilusiones, las cosas que parecen normales en la superficie, y sin embargo cuando las examinamos más de cerca resultan ser de otro modo totalmente distinto. [16]

La psicopatía es como la luz del sol. Si te expones demasiado a ella, puedes apresurar tu propio fin de una manera grotesca y carcinógena. Pero la exposición regulada a unos niveles controlados y óptimos puede tener un impacto significativo y positivo en el bienestar y la calidad de vida. [17]

―Un cerebro muerto es muy distinto de uno vivo ―dijo―. Por fuera, un cerebro puede parecer similar a otro, pero funcionan de modo completamente distinto. Es lo que ocurre cuando están encendidas las luces, y no cuando están apagadas, lo que causa el desequilibrio. Gacy era un caso tan extremo que me pregunté si podía haber algo más que contribuyese a sus actos, alguna herida o daño en el cerebro, o alguna anomalía anatómica. Pero no la había. Era normal. Lo que demuestra lo complejo e impenetrable que puede ser a veces el cerebro, lo reacio que se muestra a revelarnos sus secretos. Que las diferencias en la educación, digamos, o cualquier otra experiencia al azar, pueden producir unos cambios sutiles en las conexiones internas y en la química, que luego expliquen esos movimientos tectónicos en la conducta. [23] [citando a Helen Morrison]

―Hay cuatro tipos distintos de ondas cerebrales ―me dijo― que van desde las ondas beta, durante los periodos de gran alerta, pasando por ondas alfa y theta, hasta las olas delta, que acompañan el sueño profundo. Esas ondas reflejan los niveles fluctuantes de actividad eléctrica en el cerebro en diversos momentos. En miembros normales de la población, las olas theta se asocian a estados letárgicos, meditativos o somnolientos. Sin embargo, en los psicópatas ocurren durante estados de vigilia normales… incluso, a veces, durante estados de gran excitación…
»El lenguaje, para los psicópatas, solo tiene una palabra de profundidad. [Á: ¿la parte zen de la persona psicópata? Aunque quizá más zen sea la no-profundidad absoluta, el fondo en plena superficie: la palabra no significa ni siquiera su literalidad] No hay acotación emocional detrás. Un psicópata puede decir “te quiero”, pero en realidad eso significa tanto para él como decir “tomaré una taza de té”… Ése es uno de los motivos por los cuales los psicópatas se mantienen siempre tan fríos, calmados y serenos en condiciones de extremo peligro, y se mueven tanto por las recompensas y corren riesgos. Su cerebro, literalmente, está menos “conectado” que el nuestro.» [citando a Robert Hare] [24] [Á: No me parece acertado ese adjetivo posesivo al final]

Rasgos que son comunes entre asesinos en serie psicópatas, observa Kouri [Jim Kouri], como un sentido muy elevado de la propia valía, capacidad de persuasión, encanto superficial, intrepidez, falta de remordimientos y manipulación de los demás, también los comparten los políticos y líderes mundiales.
Individuos, en otras palabras, que no están acusados de ningún cargo, sino que se presentan para ocupar un cargo. Un perfil semejante, observa Kouri, permite a aquellos que lo tienen hacer lo que quieran y cuando quieran, sin inmutarse ante las consecuencia sociales, morales o legales de sus actos. [28]

¿Qué pensarían si les dijese que el pirómano que les quema la casa podría ser también, en un universo paralelo, el héroe que probablemente se atreva a enfrentarse a las vigas en llamas de un edificio ardiendo y medio derruido y entre y saque de allí a sus seres queridos? [29]

Los psicópatas son intrépidos, confiados, carismáticos, despiadados y centrados. Sin embargo, contrariamente a la creencia popular, no necesariamente violentos. [29]

Un individuo, por ejemplo, puede ser frío como el hielo bajo presión, y desplegar tanta empatía como un alud de nieve (nos encontraremos algo parecido en el parqué, más tarde), y sin embargo, al mismo tiempo actuar de un modo que no es violento ni antisocial ni sin conciencia. [30]

En el esquema general de las cosas, a Jeremy Bentham y John Stuart Mill, los dos filósofos del siglo XIX reconocidos por formular la teoría del utilitarismo, generalmente se los considera buena gente.
«La mayor felicidad del mayor número es el fundamento de la moral y la legislación», es la célebre frase que pronunció Benthman. [39]

[Á: Hagamos garcha a las minorías. Y además de eso, igual sería una frase muy dudosa. ¿Qué es “la felicidad”? ¿Cómo “una felicidad” es mayor o menor a “otra felicidad”? Ya que no habla sólo de mayor número de gente, sino de una felicidad “mayor”]

Sus análisis [de Belinda Board y Katarina Fritzon] revelaron que un cierto número de los atributos psicopáticos eran más comunes en los líderes de los negocios que en los llamados criminales «perturbados», atributos como encanto superficial, egocentrismo, capacidad de persuasión, falta de empatía, independencia y concentración, y que la principal diferencia entre los grupos se encontraba en los aspectos más «antisociales» del síndrome: los diales (para volver a la analogía anterior) de ruptura de la ley, agresión física e impulsividad por parte de los criminales estaban mucho más altos.
Otros estudios parecen confirmar la imagen de la «mesa de sonido»: que la zona límitrofe entre la psicopatía funcional y la disfuncional dependen no de la presencia de atributos psicopáticos per se, sino más bien de sus niveles y de la forma en que se combinan. Mehmet Mahmut y sus colegas de la Universidad Macquarie han mostrado recientemente que los patrones de [40] disfunción cerebral (específicamente en relación con el córtex orbitofrontal, la zona del cerebro que regula la aportación de las emociones en la toma de decisiones) observados en ambos psicópatas, criminales y no criminales, exhiben diferencias de dimensión más discretas. Esto, sugiere, significa que los dos grupos no deberían ser contemplados como poblaciones cualitativamente distintas, sino más bien ocupando distintas posiciones en el mismo continuo neuropsicológico. [41]

«La capacidad intelectual sola es una forma elegante de quedar segundo», me dijo un ejecutivo de éxito. «Recuerde que no lo llaman “cucaña” por nada. El camino hacia la cima es duro. Pero es más fácil trepar si te apoyas en otros. Y mucho más fácil si los demás piensan que son “ellos” los que están sacando algo.» [41]

… el triunfo y el desastre comparten una frontera problemática y frágil, y el tráfico que cruza de un lado a otro fluye libremente. [43]

Todos los desactivadores de bombas son buenos. Si no, estarían muertos. Pero, ¿qué tenían las estrellas de la profesión que no tuvieran las luminarias menores?
Para averiguarlo, cogió a un grupo de expertos en desactivación de bombas que llevaban diez años o más en el oficio y los dividió en dos grupos: los que habían sido condecorados por su trabajo y los que no. Luego comparó su ritmo cardíaco en el campo, en trabajos que exigían niveles de concentración particularmente elevado.
Lo que averiguó fue sorprendente. Mientras el ritmo cardíaco de todos los agentes permanecía estable, ocurría algo bastante increíble con el de aquellos que habían sido condecorados. De hecho, su ritmo cardíaco bajaba. En cuanto entraban en la zona de peligro (o la «rampa de lanzamiento», como decía un hombre con el que hablé), asumían un estado de concentración fría y meditativa … [43]

Los expertos en relaciones Neil Jacobson y John Gottman, autores del popular libro Hombres que agreden a sus mujeres, han observado unos perfiles cardiovasculares idénticos en determinados tipos de maltratador que, como ha demostrado la [44] investigación, en realidad se relaja más cuando pega a sus parejas que cuando está sentado en un sillón con los ojos cerrados.
En su tipología de los maltratadores, ampliamente citada, Jacobson y Gottman se refieren a individuos con ese tipo de perfil como «Cobras». Los cobras, a diferencia de sus opuestos, «pitbulls», atacan rápida y ferozmente y siempre controlan. Tienen la convicción absoluta de que están en su derecho de hacer lo que les parece y cuando les parece. Además, como sugiere su nombre, se calman y se concentra mucho antes de lanzar su ofensiva. Los pitbulls, por otra parte, son mucho más volátiles emocionalmente, más propensos a dejar que las cosas se pudran… y entonces pierden los estribos. [45]

Si alguna vez se han asustado por una turbulencia al ir en avión, o se han quedado ligeramente intranquilos cuando un tren se ha detenido en un túnel, o sencillamente, han experimentado esa indefinible sensación de temor, de que «algo no va bien», quizá estén respondiendo a los temores de aquellos que están a su alrededor, tanto como a cualquier otro elemento. En 2009, Lilianne Mujica-Parodi, una neurocientífica cognitiva de la University Stony Brook, de Nueva York, recogió sudor de las axilas de paracaidistas que se tiraban por primera vez, mientras se precipitaban hacia el suelo a velocidad terminal. Ya en el laboratorio, transfirió el sudor (recogido en unas almohadillas absorbentes colocadas bajo los brazos de los voluntarios) así como muestras de sudor normal «sin miedo» de una cinta de andar a una «caja nebulizadora» especialmente calibrada, y la agitó bajo la nariz de un segundo grupo de voluntarios, sentados en un escáner fMRI (resonancia magnética funcional).
¿Y a que no lo adivinan? Aunque ninguno de los voluntarios tenía ni idea de lo que estaban inhalando, aquellos que se expusieron al sudor de miedo mostraron una actividad considerablemente mayor en las zonas que procesan el miedo en el cerebro (su amígdala e hipotálamo) que aquellos que habían respirado el sudor de ejercicio. [46]
[Á: pregunta bartheana: ¿se podrá hacer sentir enamorada a una persona no enamorada si se le hace olfatear sudor enamorado?]

Y tiene razón. Quizá la característica principal y autónoma del psicópata, la diferencia última y «mortal» que distingue a la personalidad psicopática de las personalidades de la mayoría de los miembros «normales» de la población, es que a los psicópatas les importa un comino lo que sus conciudadanos piensen de ellos. Sencillamente, no podría importarles menos cómo contempla sus actos la sociedad, como conjunto. Esto, en un mundo en el cual la imagen, la marca y la reputación son más sacrosantas que nunca, … constituye, sin duda, una de las razones fundamentales por las cuales se meten en tantos problemas.
Y el motivo de que los encontremos tan seductores, claro.
Sin embargo, también puede predisponer al heroísmo y a la fortaleza mental. Y a cualidades apreciables, como el valor, la integridad, la virtud … [49]

De hecho, la última investigación en el campo de la neurociencia cognitiva sugiere que el espectro podría ser circular… que al otro lado de la línea de cambio de fecha neurológica de la cordura y la locura, los psicópatas y los antipsicópatas se sientan a corta distancia unos de otros. Tan cerca, y sin embargo tan lejos. [50]

(los psicópatas tienden a parpadear un poco menos que los demás, una aberración fisiológica que a menudo ayuda a conferirles su aire desconcertante, hipnótico). [50]

Y finalmente, en un experimento innovador, yo mismo experimentaré una «transformación psicopática» cuando un renombrado experto mundial en simulaciones transcraneales magnéticas provoque, con la ayuda de una neurocirugía remota y no invasiva, un estado cerebral psicopático dentro de mi propia cabeza (ya se me ha pasado, por cierto). [51]

… Hipócrates distinguía cuatro temperamentos diferentes en el canon de las emociones humanas: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático. [55]

… los trastornos de personalidad …, como define el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM por sus siglas en inglés), son «un modelo duradero de experiencia interior y conducta que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del individuo que los exhibe». [64]

Un motivo de disensión es la palabra «trastorno». Con un 14 por ciento estimado de la población diagnosticado con uno de ellos, la cuestión es si deberíamos llamarlos «trastornos». ¿No sería mejor, en realidad, llamarlo «personalidades»? [65]
[Á: ¿cómo se supone que se comporta alguien “sin trastornos”?]

… la instrumentalidad de las pasiones … [67]

La belleza y la fealdad, excepto en un sentido muy superficial, bondad, maldad, amor, horror y humor no tienen sentido auténtico para él, ni poder para conmoverle.
Además, carece de la habilidad para ver lo que conmueve a los demás. Es como si fuera ciego a los colores, a pesar de su aguda inteligencia, a ese aspecto de la existencia humana. No se le puede explicar, porque no hay nada en su órbita de conciencia que pueda saltar el abismo de la comparación. Puede repetir las palabras y decir con mucha labia que sí lo entiende, y no hay forma de que se dé cuenta de que no lo entiende. [68] [Está citando a Cleckley]

«Calculan las emociones mediante números», me dijo un psiquiatra forense muy experto, mientras hablábamos de psicópatas en su consulta. [70]

Llevamos tres décadas desde que la psicopatía obtuvo su carta de naturaleza. En 1980, Robert Hare … desveló la Lista de Control del Psicópata, la prueba inaugural (y para muchos, todavía la mejor) para detectar la presencia del trastorno. La Lista de Control (que en 1991 sufrió una reforma, y desde entonces recibió el nuevo nombre de Lista de Control de Psicopatía Revisada (PCL-R) comprende un cuestionario con veinte preguntas y una puntuación máxima de 40 puntos (en cada paso, un individuo puede anotar 0 puntos, «no se identifica», 1, «se identifica un poco», o 2 «se identifica plenamente»), y fue desarrollada por Hare sobre la base de sus propias observaciones clínicas y las observaciones hechas previamente por Hervey Cleckley en Georgia. [70]

Menos familiar, quizá, pero igualmente pertinente es el espectro esquizofrénico. La investigación sobre el constructo de la esquizotipia sugiere que las experiencias psicóticas de una forma y otra (normalmente, de la variedad más inofensiva y menos angustiosa) son relativamente comunes entre la población como conjunto, y que más que verse como padecimiento unitario (o lo tienes o no lo tienes), la esquizofrenia debería ser contemplada como un trastorno dimensional, con cortes arbitrarios entre lo normal, lo raro y lo enfermo. [83]

«Mi preocupación fundamental es que la etiqueta [de psicópata] se aplica con demasiada liberalidad, y sin una comprensión suficiente de los elementos clave ―susurra con tono suave, casi como disculpándose―. Como resultado, las puertas están abiertas prácticamente a cualquiera, y el término se aplica a menudo a criminales normales y corrientes y delincuentes sexuales cuya conducta puede reflejar sobre todo factores sociales, o bien otros problemas emocionales, que responden mucho mejor al tratamiento que la psicopatía.» [84] [Está citando a Joe Newman] 

«La combinación de baja aversión al riesgo y falta de culpabilidad o remordimientos, los dos pilares fundamentales de la psicopatía ―aclara―, pueden conducir, dependiendo de las circunstancias, a una carrera de éxito ya sea en el delito o en los negocios. A veces, en ambas cosas.» [85] [Sigue citando a Joe Newman]

Pero Newman tiene otras ideas. Lejos de creer que los psicópatas son incapaces de sentir miedo, y que son esos seres vacíos de emociones que pinta tradicionalmente la literatura, propone, por el contrario, que en realidad sencillamente no lo notan. [85]

No sienten angustia, ni notan tal emoción en los demás, porque cuando se concentran en una tarea que les promete una recompensa inmediata, eliminan automáticamente todo lo que es «irrelevante». Tienen una «visión de túnel» emocional.
Newman y sus colegas presentaron a un grupo de psicópatas y no psicópatas una serie de imágenes mal etiquetadas ...
La prueba, que gusta mucho a los psicólogos cognitivos, especialmente a los interesados en los mecanismos subyacentes de la atención, parece bastante sencilla. Hay que nombrar la imagen, ignorando la palabra incongruente. A contrarreloj. A lo largo de una serie de pruebas consecutivas.
La mayoría de la gente, de hecho, encuentra esta palabra un poco difícil. La instrucción explícita de nombrar la imagen entra en conflicto con la necesidad de leer la palabra discrepante, una alteración de los mecanismos que conduce a la duda. Esa duda, o «interferencia de Stroop», como se la conoce (por J.R. [86] Stroop, el hombre que dio con este original paradigma en 1935), es una medida de la capacidad de concentración. Cuanto más rápido sea uno, más estrecho es su foco de atención. Cuanto más lento, más amplio el arco. [87]

«La gente piensa que [los psicópatas] simplemente son insensibles y no tienen miedo ―dice―. Pero definitivamente, hay algo más. Cuando las emociones son su foco primario, hemos visto que individuos psicopáticos muestran una respuesta [emocional] normal. Pero cuando se concentra en cualquier otra cosa, se vuelven completamente insensibles a las emociones.» [88] [Citando a Joe Newman]

… el resultado no depende de los actos de las partes individuales implicadas, sino más bien de su interacción … [98]

… Sun Tzu. «someter al enemigo sin luchar», escribió Sun, «es la habilidad suprema.» [103]

Los chimpancés macho (nuestros parientes vivos más cercanos, con los cuales compartimos el 96 por ciento de nuestro ADN) competirán mediante su «magnanimidad», es decir, dirigiendo un altruismo no solicitado a sus subordinados. Tal magnanimidad normalmente es de naturaleza gastronómica, y consiste en soportar el peligro para proporcionar comida al grupo, compartiendo los resultados de la propia caza caritativamente y confiscando la de otros con el objetivo de redistribuirla.
Como señala el primatólogo Frans de Waal, «en lugar de ser dominantes destacando por lo que cogen, afirman su posición por lo que dan». [104]

Y en la psicología clínica, llega un momento prácticamente en todas las intervenciones terapéuticas en que el terapeuta da con una veta de oro puro: descubre una época, un momento definitorio o un incidente que o bien precipita el problema subyacente, o bien lo resume, o ambas cosas. Y eso no se aplica solo a la disfunción. Las estructuras principales de la personalidad, el estilo interpersonal, los valores personales, todas esas cosas a menudo se revelan mucho mejor en la trama pequeña de las vidas de las personas. [132]

Raine comparaba la actuación de psicópatas y no psicópatas en una sencilla tarea de aprendizaje, y observó que cuando los errores se castigaban mediante un choque eléctrico doloroso, los psicópatas detectaban de qué iban las cosas mucho más despacio que los no psicópatas. Pero eso no era todo. Cuando el éxito se veía recompensado por una ganancia económica, así como evitando el choque, los papeles se invertían. En esta ocasión eran los psicópatas los más rápidos a la hora de captar las cosas. [137]

Jeff Hancock, profesor de informática y ciencias de la información de Cornell, y sus colegas de la Universidad de la Columbia Británica, comparaban los relatos de catorce varones asesinos psicópatas y treinta y ocho no psicópatas y descubrieron unas diferencias notables: no sólo en relación a la pixelación emocional (los psicópatas usaron dos veces más palabras relativas a necesidades físicas, como comida, sexo o dinero, que los no-psicópatas, ... ), sino también en relación con la justificación personal. 
El análisis informático de las cintas transcritas revelaba que los asesinos psicópatas usaban más conjunciones como «porque», «ya que» o «así que» en sus testimonios, queriendo decir que el crimen de alguna manera se «tenía» que cometer para conseguir un objetivo determinado. Curiosamente, también tendían a incluir detalles de lo que comieron el día del asesinato… (¿maquinaciones espectrales de la mano de la depredación primigenia?). [139]

… más que tener una discapacidad a la hora de reconocer las emociones de los demás, en realidad tenían talento para ello, y que el problema no residía en el reconocimiento de la emoción en sí, sino en la disociación entre sus componente sensoriales y afectivos: en la desconexión entre saber «qué es» esa emoción y sentir «cómo es». [141]

Tienen la agresión elevada y el miedo inhibido … [165] [Citando a Hare]

“Quien se atreve, gana”. Pero a veces también se podría abreviar como: “Que se jodan”. [173]
[citando a Andy McNab]

Pero la diferencia fundamental entre un individuo u otro seguramente debe ser la presencia o ausencia de conciencia. La conciencia es lo que te duele cuando todo lo demás va bien. [182]

El sentimiento es una aberración química que se encuentra entre los perdedores. [185] [Citando a Sherlock Holmes] [Á: ¿qué es lo que pierden? ¿qué ganan los ganadores?]

Luz radiante, recién exprimida. [189]

[el encanto es …] «la capacidad de desplegar una alfombra ante aquellos a quienes no puedes soportar para alejarlos lo más rápida, suave y eficientemente en la dirección en que quieres que vayan». [195] [citando a un psicópata]

La gente es tan agradable como tú los haces [195] [citando a un psicópata]

… las cosas no van ya de conseguir lo que quieres, sino de que te «vean» conseguir lo que quieres. De ganar. [196] citando a un psicópata.

… el noventa y nueve por ciento de las cosas por las que se preocupa la gente no ocurren nunca. [204] [citando a Leslie, un psicópata]

… anclar tus pensamientos firmemente en el presente, concentrarte exclusiva e inmediatamente en el aquí y el ahora, es una disciplina cognitiva que tienen en común tanto la psicopatía como la iluminación espiritual. [205]

La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado, y proclamar en voz alta: ¡Uf! ¡Vaya viajecito! [213] [Citando a Hunter S. Thompson]

«En la mente del principiante existen varias posibilidades», aclara Shunryu Suzuki, uno de los profesores budistas más celebrados de los tiempos recientes. «En la mente del experto hay pocas.» [227]

No se trata de que los psicópatas no «sientan» ansiedad en determinadas situaciones, sino que más bien no notan la amenaza, ya que su atención está concentrada exclusivamente en la tarea que tienen entre manos, y las distracciones externas se filtran implacablemente. [229]

La otra noche hablaba
con una polilla
que intentaba entrar
en una bombilla eléctrica
y morir frita en sus alambres

por qué hacéis eso, amigas
le pregunté yo
porque es lo habitual
para las polillas o por qué
si hubiese sido una vela
en lugar de una bombilla
ahora serías solo ceniza
es que no tenéis sentido común

Mucho, me respondió
pero a veces nos cansamos
de usarlo
nos aburrimos con la rutina
y ansiamos la belleza
y la emoción
el fuego es bonito
y sabemos que si nos acercamos
nos matará,
pero qué importa, 
es mejor ser feliz,
un solo momento
y arder con belleza [249]
que vivir una vida larga
y eternamente aburrida
así que nosotras
empaquetamos nuestra vida
formamos un pequeño rollo
y luego disparamos ese rollo
y para eso es la vida
es mejor formar parte de la belleza
un instante y luego dejar de existir
que existir para siempre
y no formar parte nunca de la belleza
nuestra actitud hacia la vida
es así, como viene se va,
somos como eran los humanos
antes de volverse demasiado civilizados
para poder disfrutar

y antes de que pudiera discutir
aquella filosofía suya
fue y se inmoló en un encendedor
yo no estoy de acuerdo con ella
por mi parte, preferiría
tener la mitad de su felicidad
y el doble de su longevidad

pero también me habría gustado
desear algo tanto
como ella deseaba quemarse. [250] [Citando un poema de Don Marquis]

La psicopatía se asocia con una falta de neurosis y ansiedad que puede compensar el miedo al rechazo y proyectar una sensación de dominio … [271]

… según un principio básico de la ley criminal, «el acto no hace culpable a la persona a menos que la mente sea también culpable» … [283]

La tipología de Kelleher para asesinos en serie varones separa a tales individuos en cuatro categorías discretas: visionarios, misioneros, hedonistas y buscadores de poder. Los visionarios responden a mensajes psíquicos, comunicaciones divinas y alter egos influyentes que les ordenan matar. Los misioneros creen que les corresponde a ellos «limpiar» la sociedad, normalmente tomando como presas a prostitutas u otros blancos minoritarios, como homosexuales o personas de etnias o grupos religiosos determinados. Los hedonistas (los más comunes entre los asesinos en serie varones) están predominantemente orientados hacia el placer, y a menudo se excitan cuando matan. Se pueden subdividir a su vez en tres tipos distintos: los asesinos lujuriosos (que matan para obtener gratificación sexual), los asesinos por emoción (que matan simplemente por el placer de cazar y matar a su presa), y los asesinos de comodidad (que matan para obtener ganancias materiales). Finalmente, los buscadores de poder matan para ejercer control sobre sus víctimas. Muchos asesinos de este tipo abusan sexualmente de sus víctimas, pero difieren de los asesinos lujuriosos en que la violación se usa como medio de dominación, y no para obtener gratificación sexual. [291]

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