Papeles de recienvenido y continuación de la nada, por Macedonio Fernández. Extractos y anotaciones al margen.
(Otra cosa que los más ancianos del país no recuerdan es que yo haya sido visto con dinero algún día en ese mismo intervalo; pero eso lo diré más adelante, cuando otro hecho excepcional requiera el énfasis de una referencia a cosa no acaecida en cuarenta años. Esos intervalos de 40 años tan cómodos se encuentran en cualquier localidad, a menos que hayan sido recientemente atropellados por una locomotora y que todavía el ayuntamiento local no haya iniciado su reconstrucción. Es muy conveniente que una vez registrado un terremoto y puestos hacia afuera sus bolsillos, se le coloque en el departamento contiguo al de intervalos de 40 años y al de las temperaturas más revisadas y registradas, y que estos tres locales estén siempre a la izquierda y a breve distancia de la Estación de tren, que es el lugar donde se elevan las tarifas, con amplia facilidad para descarrilamientos a la derecha. Un poco más allá… todo viajero que no se haya quedado en su casa debe saber distinguir el lugar denominado un-poco-más-allá, sin lo cual anclaría tan extraviado como si no hubiera leído nunca –lo que no puedo creer- mi discreta obra “La Guía del Cojo en el Camino Recto de la Vida”. [p13]
No me pregunten ahora el por qué los comisarios [p13] más abusivos siempre se abstuvieron de llevar presa a ninguna estatua, que viven en las plazas como los vagabundos, ostentando el mal ejemplo de su holgazanería. Aborrezco las estatuas: casi siempre son hombres con sobretodo griego, o amplia levita de mármol. Si absurdo suele ser el traje actual de varón, esos botones y trencillas de mármol, ese trozo gruesísimo de mármol que simula los faldones levantados levemente por la brisa, son intolerables, y todo para que un hombre esté allí asegurándonos con su mano y su boca que nos va a decir cosas elocuentes y no se le oye en todo el día. [p14]
… Voy a cerrar aquí el paréntesis; es fácil volver a abrirlo.) [p14]
Hace tres días la ciudad voló; a la tarde ya la mitad había reaparecido y con la otra mitad o dos mitades más que se encontraron intactas ayer, resulta que el ciento por ciento de las cuatro cuartas partes gozan del orden restablecido y hoy tiene más mitades que antes. Los muertos por la explosión tienen de nuevo donde vivir y creo que hay dos casas más: quizás una para mí y otra para el corresponsal de los telegramas. Yo no voy a viajar fuera de mi domicilio para ir a una ciudad de gran explosión postergada, cuando en este momento me avisan que está servido el desayuno. Viajar: uno está expuesto a hablar idiomas que no sabe, por no estar callado en alemán, que tampoco lo sé hacer. Además recibí una notificación del [p14] Ministerio de Policía recomendándome no ir al país para no aumentar la disminución de alimentos que abunda en toda la nación. Yo iba a contestar al Ministerio interpelante que no podía reinar el hambre en Alemania porque como república que era –según se advertía por la orientación de las calles y la costumbre de que los habitantes de las casas las ocupen por dentro-, ninguna entidad puede reinar en ella.
Pero pido al lector ayude a no meterme en incidencias. A veces se pierde la vida en un incidente, siendo la vida útil y los incidentes inútiles. Mejor es seguir practicando la longevidad, como lo hago yo desde la niñez, porque si bien la muerte mejora la reputación de las personas… [p15]
En Buenos Aires, que estima inverosímil haber vivido hasta los treinta o cuarenta sin conocerla, por lo que hay que sacarse pronto la recienvenidez tardía, todo el primera vez llegado, que conoce en los semblantes el mal gusto del no haber nacido en ella, se apresura a dar una instruidísima conferencia sobre “La Argentina y los argentinos” tres días después de desembarcado. [p16]
―Me di contra la vereda.
―¿En defensa propia? ―indagó el agente.
―No, en ofensa propia: yo mismo me he descargado la vereda en la frente. [p16]
“Yo caí: fui derribado por el golpe de la orilla de la vereda; sin embargo, no necesitaba ya serlo, pues mi cabeza salió a recibir el golpe yéndose al suelo. [p17]
En una caída de tres metros el piso llega demasiado tarde y daría tiempo al público para llegar antes del accidente, que es lo que merece una ciudad como Buenos Aires, pues es descrédito para una metrópoli de canillitas y futbolistas que cualquier común accidentado los supere en agilidad y llegue siempre al lugar antes. [p19]
… el modo de no llegar tarde será llegar antes del suceso. [p19]
“Además, vuestro accidente tiene el mérito de que se ven claramente todos los elementos causales del suceso; tan pronto como os avistamos percibimos que el motivo ocasional de vuestra caída [p19] tenía que haber sido el hecho de haber, durante vuestro sueño de la pasada noche, soñado con bananas enteras; y como los sueños se realizan por mitad, ahora habéis caminado solo sobre las cáscaras. [p20]
… virtuosos de la boquiabriencia … [p20]
… la memoria de olvidar no hace distingos y el que olvida un bastón sería contradictorio que recordara haberlo olvidado y haberlo poseído. [p22]
… un sueño abundante favorece mucho a la inteligencia, y es así que yo dormía tanto, por ejemplo cuatro horas en casa y tres en la Facultad, que llamaba la atención por mi despejo; hubo que inventar calificaciones tan altas para estimularme, que yo las pasaba cómodamente por debajo. [p23]
La lectura de sus obras no nos procura base para juzgar sus talentos de escritor; ignoramos siempre si cumplía años, si nació disgustado, si mejoraba de las enfermedades o moría cada vez; si su vida se prolongó hasta el fin de sus días o pudo la ciencia hacerla concluir antes; si disputó que su deceso era prematuro o se puso del partido de la concurrencia mortuoria que “lo lamentaba”, por tardío; si por extremo de puntualidad se presentaba siempre en el lugar de la cita un cuarto de hora antes de llegar o al contrario tenía reputación de ser el primero en llegar tarde, a casa del dentista u otros locales de distracción; si se conocía cuando tosía o nadie lo oía por tratarse de tan famoso desconocido; si logró que el porcentaje de horadación de su inteligencia por obra de las buenas lecturas y las instrucciones pública y universitaria fuera menor que el soportado por jóvenes más respetuosos, como yo, por ejemplo; si donde se le invitara a comer (iría yo; ¿es extensiva la invitación?) agrandaba los agujeros del mantel que circulaban cerca de su mano para investigar hasta qué dimensión podían abrirse los ojos de la dueña de casa ante ese espectáculo exasperante y luego la mortificaba diciendo que: agujeros mejores y de color más sufrido que estos se vendía en cualquier negocio, donde había, además, jabones para lavar de agujeros los paños, y cepillos para echarlos fuera del mantel junto con las migas. Su conversación de sobremesa la efectuaba debajo de esta (debajo de sobre es imposible: debajo de mesa) gateando, molestamente interesado en recolectar los agujeros que no habían dado en la bandejita de migas; y luego remiraba todo alegando que el más surtido de ellos no estaba en ninguna parte, lo que metafísicamente era indefendible; según la hipótesis más plausible y festejable, debía [p25] haberse zafado por dentro de sí mismo y desaparecido; de lo que no se responsabilizaba. [p26]
La apreciada señora a quien alude, muy al contrario, nunca me habló con desagrado; ni volvió a invitarme a comer, pues era de mucha memoria y no necesitaba mi presencia para recordarme siempre. [p29]
… entre este número y el próximo podrá circular holgadamente la eternidad … [p30]
Es un verdadero incendio, señor Director, en que no sabe nada del fuego. [p31]
La elección de un día invariable de cumpleaños me ha permitido conocerlo tan bien que aun con los ojos vendados cumpliría mi aniversario.
Alguien dirá: ¡Pero Recienvenido, otra vez de cumpleaños! ¡Usted no se corrige! ¡La experiencia no le sirve de nada! ¡A su edad cumpliendo años! [p32]
En fin, lo cierto es que nunca he cumplido tantos años en un solo día. [p32]
… huyo de asistir al final de mis escritos, por lo que antes de ello lo termino. [p34]
… el infalible día que cuelga de cada noche por su extremo Este … [p35]
Recién llegado por definición es: aquella diferente persona notada enseguida por todos, que llegado recién a un país de la clase de los diferentes, tiene el aire digno de un hombre que no sabe si se ha puesto los pantalones al revés, o el sombrero derecho en la cabeza izquierda … [p35]
En cierta localidad por influencia de un municipal cuyo nombre no os perdono equivocar pese a mi modestia, organizóse tan bien el desorden de partida y de llegada de los techos en las tempestades que todo perjuicio se anuló, pues si bien es cierto que no pudo impedirse que estos preciosos adornos de las habitaciones se alistaran, como siempre, de los primeros en la subversión del viento, se les había podado con medida tan exacta los aleros anualmente, junto con la poda de árboles y por el mismo personal municipal tan experto, que las azoteas expedicionarias ofrecían el espectáculo de un trabajo inútil, reemplazándolo tan bonitamente, que la familia ocupante no notaba interrupción alguna en el servicio de techados.
Cuando la circulación de techos se daba por terminada, quedaba, naturalmente, destechada la primera fila de casas y descasada la última línea de techos, algunos de los cuales podían haberse asentado sobre una vaca o un peral, sin provecho comparable al que procuran cubriendo casas. Entonces por un movimiento municipal envolvente se hacía girar los techos dispersos, en una hermosa curva hacia atrás hasta que cayeran sobre la fila de las casas destapadas; a veces una tormenta del opuesto cuadrante lo hacía todo. [p36]
No obstante lo muy concurrida que está siempre esta deliciosa boletería, he podido abrirme paso y he comprado, gratuitamente, la siguiente información, que os doy a precio de costo: en todas las ciudades, aunque nadie lo haya gestionado, hay un abogado más alto de estatura que los otros; pero en Buenos Aires, donde el suelo muy bajo favorece las estaturas, hay el abogado más alto del mundo, gran amigo mío y muy buen compañero, es decir, hasta la altura de los hombros, que es hasta donde lo conozco y soy su amigo. Es un caballero y debe ser bueno, aunque yo no lo acompañe, en la demasía hacia arriba. Es tan alto que podría su cabeza tropezar con su propio sombrero puesto. Pero no se dude por esto de que con los pies llega hasta el suelo, como me lo han preguntado algunos; es allí donde comienza nuestra amistad y la posibilidad de entendernos. [p37]
… nacer del lado en que las tortitas tienen azúcar … [p42]
“Amigo: le recomiendo mi edad; apresúrese a tenerla: es la época en que se puede vivir sin chistar, y en que se nos distingue, chistándonos, al pasar por algunas veredas y ventanas, lo que usted no conseguirá nunca si no cambia pronto de edad; y de retrato, como yo”. [p44]
… el silencio de los tartamudos que no es salteado cual su habla … [p45]
… nadaba, nadaba hasta que me salvaran … [p46]
… en los momentos en que uno no sabe dónde ha nacido se le confunde también el nombre de sus inspiradores. [p48]
… “primera copia” es un subgénero sancionado de la originalidad. [p49]
[Á: copiar a alguien que aún no ha sido copiado es también un tipo de originalidad]
… uno de nuestros redactores, que ama con delirio a Buenos Aires y considera de inmenso mal gusto pagar por alejarse de ella, no quiso comprar boleto … [p50]
Breves seremos: traemos más que escuchar, que de decir … [p50]
… no estoy, como si fuera fácil conseguir mi ausencia … [p51]
… coloqué inhábilmente estos dos días de quedarse al final y no al [p51] comienzo de unos treinta días de no quedarse, que me habían recomendado; me quedé treinta y dos días, período todo formado de penúltimos y últimos días según las cartas y telegramas de convencer la familia que yo redactaba entonces diciéndole “Ya he regularizado mi demora”, “Partiré tan pronto concluya de demorarme”. [p52]
… la creencia en el progreso, que degrada el pasado y valoriza neciamente el porvenir, infatuándonos de ser posteriores al pasado y agitándonos de no estar en ese privilegiado porvenir … [p52]
[Á: como lo que nos prometen y prometemos es futuro, nunca tenemos nada.]
… todo estado sentido, por insignificante en duración o intensidad que sea, representa la totalidad del interrogante metafísico. [p52]
El nacer sólo una vez, aunque a nadie le está de más, y dura y no se olvida en toda la existencia, no rige para las ideas, que viven de rejuvenecimientos no de continuidad. [p53]
Debíamos tener semblante de no ser capaces de llegar, sin ayuda, a dejar de aparecer … [p54]
… fin del mundo, tantas veces empezado por los astrónomos sin concluirlo … [p54]
Y nada es calidad como la largueza de juicio frente a la variedad de gustos, maneras artísticas, buscas espirituales, y la libertad. [p55]
El exigentísimo gusto artístico de nuestros talentos, más pronto y severo, y la inferioridad, comparada con él, de sus obras, componen un misterio. [p57]
El uso de la palabra es travesura que me ha costado una contrariedad por vez. Favoreciéndome certera y prontamente –como el tratamiento que dejó de seguir el extinto- con el efecto de que el encontrarme en casa luego paréceme recuerdo de resurrección: un bienestar de sobreviviente tras malestar de persona que está naciendo. [p58]
Yo no lo pensé, y me dirigí sin ensayo a la señorita que pasaba (para que una señorita pase es preciso estar sentado a una mesita de bar de las que en verano se salen a la vereda: allí estaba yo … [p58]
… un asiento lleno de uno mismo en un tranvía lleno de otros … [p58]
Hubiera dado cualquier distancia para no estar allí … [p59]
… a un bastón nuevo le queda bien haberse extraviado una vez; es para él la aventura de juventud y uno debe procurársela. Aunque más cómodo sería que los vendieran ya extraviados. Y aun las librerías nos ahorrarían trabajo si algunos libros los expendieran ya leídos. Mejor todavía tratándose del buen libro, que los vendieran ya devueltos por los amigos prestatarios. [p60]
… transcripciones del silencio … [p61]
Para la literatura es una claudicación confesarse incapaz de expresar con palabras el silencio … [p61]
… los dos géneros literarios: lo bueno y lo malo … [p62]
… el recurso nunca adivinado de escribir largo para ponerse a distancia de la concisión … [p62]
La intrepidez de Don Segundo Sombra ha fallado donde falló todo hombre: tenía valor para vivir solo más al matrimonio lo afrontó entre dos, en lo que se igualan flojos y valientes. [p63]
Me tenía molesto una ronquera que no sé dónde me empezó y justamente hoy se me ha corrido a la garganta. [p65]
Y bien: me voy con apenas tiempo de olvidarme el paraguas a la salida… [p69]
… una catástrofe tan completa que hasta los sobrevivientes perecieron … [p69]
… viajeros frenéticos: estos, a menos que en el furioso impulso de viajar se hayan salido del planeta … [p70]
… viajeros tan apasionados que nunca estuvieron en su casa, que no tuvieron nunca un lugar desde el cual empezara su viajar; que, por lo tanto, nunca se ausentaron de algo o alguien y, por consiguiente nunca viajaron. [p70]
Me quedó una cuarta parte de fe estatal, la indispensable para no confundir dos [p70] cosas fiscales: los faroles con los buzones, al confiar a estos la redacción de mis cartas. [p71]
Yo no he muerto; porque como ando siempre con una libretita y lápiz para anotar todo, si me hubiera sucedido eso lo tendría apuntado. Hay días en que solo por una libretita así sabe uno que vive. Pero hay otros, y no os lo deseo frecuentes, en que “ni con libreta”, como dicen nuestras lindas cuando no les place el cortejante; y otros en que, digan apuntes lo que digan, nos sabemos eternos, o una semana menos. [p72]
El principio del discurso es su parte más difícil y desconfío de los que empiezan por él. [p72]
Nada empecemos hoy, que el porvenir está lleno de cosas hechas, tan preferibles, y debe estar muy cerca ahora, después de tanto Pasado. [p72]
… me hicieron abusar del pensamiento … [p73]
No soy tan impresionable como el habitante que se resbaló del mundo, cual si le hubieran hablado de cáscaras de bananas, cuando le dijeron de golpe que la tierra era redonda … [p73]
… el Hoy, único modo místico y estético del tiempo. [p74]
Colón no descubría continentes, o lo hacía enteramente de mal humor, si no se los ponían por delante impidiéndole seguir la redondez hasta el Asia … [p75]
A lo largo del vivir he simplificado, llevado al mínimo tantas cosas, que las he hecho casi tomar contacto con su propia inexistencia, como le pasa al programa de Carlos Marx tratado por algunos partidos socialistas contemporáneos. Por ello he considerado que sería un deber en este brindis proporcionaros una muestra de mi facultad de simplificar, si el hecho de hablar en público por primera vez no me turbase demasiado. [p76]
Y empezaría esta muestra de mi experiencia en sencillez diciéndoos que soy el diestro único que concebí en política una revolución tan simplificada que dejara las cosas más igual que antes.
Así con el afeitarse: suprimí primero, la escobilla, luego procedí sin espejo, sin alumbre, sin polvos, sin balconcitos rosados de sangre en una y otra mejilla llamados tajitos, habitualmente creídos tan necesarios; sin talco, sin jabón. Faltándome todo, me afeitaba tan fino que ninguna persona llegada a las dos horas advertía que yo estuviera recién rasurado.
Era la rara perfección de hacerlo forzando el método de supresiones hasta la lisura de lo indiferenciable.
En materia de longevidad, he simplificado tanto mis pretensiones que “un día siguiente” es toda la prolongación que pido de mi hoy vivir. Es cierto también que he introducido una complicación, pues sostengo que el día de trabajo, después de un día de fiesta, no debería venir tan de repente. Que empiece el día de trabajo en cualquier día pero nunca tras un feriado.
En cuanto a mi colección particular de cuadros, pasé de los óleos y acuarelas firmados a las ilustraciones de revistas y a los cromos, y en fin, hoy mi Sala de Pintura está constituida por montoncitos, manojos de papeles de colores suspendidos en todas las alturas. [p77]
… comodidades deliciosas del no haber ciertas cosas. [p78]
… a quien por extraña arbitrariedad no le fue dada nunca la presencia completa … [p80]
Sin embargo, mi educación, mi ambiente, mi género de vida, mi inadvertido género de vida, me habían hecho extremadamente sociable, con horror de la soledad, de la cual, empero, no podía escapar ni en compañía. [p81]
Con un tercero, me sometí a un pedido que me pareció muy raro: que usara siempre paraguas nuevos y lujosos y que con ellos concurriera todos los días de lluvia a su casa. [p83]
… el exquisito egoísmo de oír lluvia en nuestro techo en el día en que los otros la soportan por la calle, y yo quedo comprometido a dejar mi techo por el ajeno, para la música de lluvia, y ser transeúnte bajo el chaparrón. [p83]
… todas las inexistencias son iguales … [p87]
Este libro viene a llenar un gran vacío, con otro. [p94]
… las solemnidades escritas, habladas, versificadas, desde hace miles de años, tanto vacío que no se entiende cómo ha podido caber en el mundo. [p94]
El Universo o Realidad y yo nacimos el 1º de junio de 1874 y es sencillo añadir que ambos nacimientos ocurrieron cerca de aquí y en una ciudad de Buenos Aires. Hay un mundo para todo nacer, y el no nacer no tiene nada de personal, es meramente no haber mundo. Nacer y no hallarlo es imposible; no se ha visto a ningún yo que naciendo se encontrara sin mundo, por lo que creo que la Realidad que hay la traemos nosotros y no quedaría nada de ella si efectivamente muriéramos, como temen algunos. [p96]
Pero además mi libro, y es más inusitado esto todavía, es la única cosa que en Buenos Aires puede encontrarse aun no inaugurada por el Presidente. [p97]
Creo que desciendo de uno de los mayores o más grandes –qué feo y obligatorio modo de calificación- pintores españoles, del cual heredé y he acrecentado una incapacidad completa para el dibujo, vista poderosa, pupilas de un inútil color azul, pues veo el mundo bajo los mismos colores que lo ven los de ojos negros y el agua es incolora para mí como para ellos, [p97] de modo que el que se tomó el trabajo de pintarme las pupilas –debe haber sido Dios- no previó, por esta vez, que yo sería torpe para utilizar adornos; o quizá estoy mirando por debajo de las pupilas como quien se levanta los anteojos a la frente; si esto me sucede sin saberlo no es extraño, pues recién a los cuarenta años he sabido que duermo del lado derecho. [p98]
Pero no leer es algo así como un mutismo pasivo, escribir es el verdadero modo de no leer y de vengarse de haber leído tanto. [p98]
Soy flaco y más bien feo. En cuanto a mi salud, ni un boticario hijo de médico y casado con partera la tiene peor. Tengo un lote de enfermedades, pero creo que con una me bastará al fin. No las combato porque no sé cuál es la que necesitaré mi último día, día que espero será muy concurrido y en el cual todo el mundo descubrirá, con un talento que siempre disimularon, que yo era buena persona (como lo proclamaba en vano.) [p98]
Mi altura no es mala; depende del uso. Por debajo empieza al mismo tiempo con la de Firpo; por arriba deja suficiente espacio hasta el cielo, pero es muy mala para erguirme bajo un postigo de ventana … [p99]
A los siete años ya aprendí a venirme debajo de un balcón y llorar enseguida … [p99] Fue demasiado grave para un principiante: caí diez metros seguidos, orientado en perfecta vertical y sin entretenerme nada en el trayecto como siempre se me ha recomendado en los “mandados”: todo lo hice sin ayuda. [p100]
(El suelo, que está dondequiera que un porrazo se completa y que, buen compañero, no falta a nadie en la caída, es la altura nunca menospreciada de un aviador de piso, como yo. Esos navegantes del aire que se lanzan afanosos a lo alto como si se propusieran volver a fumar el humo del cigarrillo exhalado momentos antes, harían algo análogo a lo que recientemente me aconteció a mí cuando caminando con un amigo tropecé, mientras le hablaba, tan violentamente hacia adelante, que alcancé las palabras que acababa de pronunciar: me oí a mí mismo y tuve oportunidad de corregir un cierto gran disparate comenzado en ellas.) [p100]
… chichonería comparada … [p100]
Después de ese exitoso retrato he trabajado quince años en parecérmele… [p101]
… me empeñaba en no malograr mis fracasos. [p103]
… mis lectores caben en un colectivo y se bajan en la primera esquina. [p106]
… desde la cama descubrió continentes en el dormitorio y luego en la cocina los fue descubriendo mayores … [p108]
… cada víctima retiró su cadáver … [p108]
Del mismo modo un astrónomo, si le preguntáis por dónde más o menos sale el Sol, os dará tan precisos metros y rumbos como si supusiera que se lo preguntáis con urgencia porque tenéis que partir mañana para allí: tanta erudición disgusta a los que sabemos que la astronomía ignora todavía [p108] cuál es en el Sol la vereda de la sombra, la “vereda urgente”, allí, en esa gran cabeza de fósforo siempre en estado de recién raspado. [p109]
El maniquí que pasaba el día en la mercería y todas las noches era asesinado en la mansarda de un hampón en el mismo edificio, hurtado sigilosamente para ejercicios de asesinato y devuelto cada vez, cobró vida de tanto morir. Pareció preocupado una mañana: yo sé que lo que más le cosquilleaba era el instante de sentirse, nuevamente, a oscuras en la tienda, tomado de la cintura y el aliento del homicida.
Las cosquillas, su función y sensación son el mayor, más caprichoso misterio de lo viviente; ¿no podrían empezar la vida? [p109]
… un paraguas lluvioso … [p110]
… Xul Solar, que llama “santo” a toda persona que está siempre en lo mismo, sea matando o salvando). [p113]
Esos millonarios suponen que cuando Einstein piense con la cabeza peinada ellos podrán entender su conferencia: hasta ahora solo las han aplaudido. [p118]
… todas las feas estatuas de feas personas que duelen a las plazas de todas las ciudades … [p118]
El no-hacer
La mera omisión no es suficiente no-hacer; invención de una nueva dignidad: la omisión por Acto.
El no-hacer-nada, o simplemente, el No-Hacer no es un género en el que se hayan hecho ya todos los progresos; véase en lo aquí narrado cómo podía enriquecerse todavía el noble género: Se titula el sensato cuento: “La Diosa Omisión” o “El taller del Ocio”.
En aquella Estancia donde nadie hacía nada hubo un día en que los habitantes se alegraron al divisar que iba llegando lenta, descansadamente, una persona que no conocían. Los que llamaremos estancistas, tenían por momentos la incomodidad de dudar de si no faltaría todavía algo que dejar de hacer, que a lo mejor habían descuidado de omitir; y este desconocido de tranquilo andar, por su desgarbo y modos reposados, expresión personal de descontento y despreocupación, parecióles que tenía todo el aire de ser un experto en el no-hacer y el no-suceder, que eran las cosas en que vivían colaborando los estancistas sin discrepancia, y también sin jactancia, pues ya digo que no estaban satisfechos del todo, sospechosos de hallarse, sin darse cuenta, omitiendo todavía alguna omisión.
Sí, el desconocido calmoso debía traer un algo que se pueda no hacer, una ampliación del catálogo; en efecto, y no en efecto, es decir parcialmente en efecto, el desconocido no era tal genio del [p119] no-hacer y había tenido la fortuna de que, por casualidad –pues por investigación y trabajo nunca halló ni buscó nada- conoció en la ciudad el precioso vivir del burocratismo.
Explicó a los estancistas, una vez que se les hizo amigo y fue invitado a quedarse eternamente (aunque no fuera más que por no tener el trabajo de no quedarse) y a cooperar e identificarse con todo el no-hacer del Establecimiento, que había algo que añadir al puro no-hacer; este era incompleto, carecía de su elegancia que fue siempre la belleza esencial de la Omisión, porque faltaba un ingrediente primario de la ociosidad que él descubrió en toda oficina del Estado, donde no solo se le imparte al empleado nuevo enseguida la prohibición de hacer sino que se les hace firmar un horario de presencia en la oficina, y, para que su no hacer se vea, se le encarga confeccionar toda clase de memorias e informes, lo que no es trabajoso porque consiste simplemente en arrancar páginas de cualquier novela y firmarlas. Además, el recién llegado y el ya empezado a quedarse, añadió una extraordinaria información, a saber, la de que los desocupados de Puerto Nuevo, con abundantes razones, se habían quejado del exceso de horario previendo que, por el espíritu de contradicción, el Gobierno decretaría prestamente el aumento de aquél.
Así empezaron en la Estancia las memorias e informes de capataz, de proveedor, de cocinera, con otras tantas páginas de novela que quizá, bien encuadernadas en un solo tomo, constituirán la novela modelo de continuidad.
Esto era la autenticación del No-Hacer, que es lo que les había faltado siempre. [p120]
En todo día hay tiempo para “ganarse un día siguiente” de existencia … [p123]
Ante todo: ¿es inútil, impráctico, una Existencia entrecortada de Muertes y Resurrecciones, en lugar de una eternidad continuada biológica? ¿O es práctica la muerte porque es aplicación del principio de Ahorro que da esta verdad: que a veces, muchas veces, construir de nuevo es más económico, más ahorrante que remendar lo muy deteriorado, lo de cien remiendos? Es previo este interrogante. La respuesta es: económicamente sí; sentimentalmente no. [p123]
¡Señor! Como soy el símbolo de todas las sociedades de amor al semejante, adepto a la Religión de Idolatría al Prójimo, le aviso que la punta de ese cigarrillo se le está quemando. [p128]
Tuve que decirle al agente: “Pero, señor, cómo le camina su reloj: apenas hace un minuto que me conoce y ya se toma la confianza de llevarme preso. Sentémonos y conversemos serenamente el asunto; ¿qué apuro tenemos? Es agradable razonar y todo se puede aclarar; si usted me convence seré el primero en darle la razón. Soy antidictatorial –como todos lo somos antes de ser dictadores- y en toda controversia que he tenido si se me ha convencido de que me había colocado en el mal lado del asunto lo he admitido”. [p128]
Le escribo apresuradamente bajo el susto que padecemos muchas personas por haber chocado dos trenes con gran violencia, y además el uno con el otro. El que venía con mayor velocidad y que naturalmente chocó primero, tuvo la culpa, pero por la diferencia de velocidad entre cada tren el choque no siendo isócrono no fue tan intenso y muchos pasajeros del tren más lento pudieron arrojarse cuando sólo había chocado el tren más veloz. [p130]
Al ladrón, bajo la cama: ―¡Pero hombre! ¡Se ha puesto usted la cama del revés! [p132]
Disparaba tan ligero y tanto, que de repente tuvo el susto de si no había dado la vuelta al mundo y estaba a un centímetro de embestir su espalda. [p132]
Es tan inteligente que dobla una herradura con las manos. [p132]
Morimos, se dice. No; es que el mundo dura poco. [p132]
… las insulsas e imbéciles “cosas sin ellas”: el vino sin vino o sea alcohol; el café sin cafeína; el tabaco sin nicotina; las papas fritas de nabo; los bolillos de Tarragona; los sombreros de Panamá; los “recuerdos” de Mar del Plata; la plata boliviana. [p134]
… un retroceso 4 o 6.000 años es la única salvación de la presente humanidad. [p135]
Cada año la policía elige a la suerte diez presos, dándose luego por ejercida toda la función policial del año. [p136]
… y, donde mucho cuzco, andar sobre pedestales, que las estatuas ya lo saben y se han subido a quedarse … [p137]
¿De qué me he resfriado hoy? [p137]
Caía, en domingo, una lluvia de día martes (a veces es más de dos días la equivocación y aun puede ser de siete días, pero entonces no se nota que haya equivocación porque la lluvia equivocada cae en otro día igual; nunca sabemos, pues, si una lluvia es de jueves-hoy y no de jueves de semana anterior con siete días de equivocación; conviene pues a la lluvia meteorológica equivocarse en siete días, es mejor, no hay escándalo). [p137]
Si el aire fuera humo
no se vería el mundo, así fuera de feo.
Mas como el aire es de aire
hubo que hacerte lindo, mundo. [p138]
No se puede vivir
de pura bobería.
Por lúcida que sea
hay que citar autores. [p138]
En cambio, basta de suicidios, resolvió Ernesto Poques al levantarse curado, en el hospital, del tercer balazo, de su tercer suicidio, [p138] con las sienes deshechas de tres raspaduras y horadaciones de bala: suicidarse más es darle demasiada importancia a la vida. [p139]
… 6 pretextos para no ser domingo … [p139]
La Felicidad y la Soledad si no nos las ven no las tenemos. [p139]
[Á: ¿Todo-lo-que-es sólo es cuando es compartido? La realidad como intersubjetividad; el proyecto de realidad como subjetividad individual.]
… hacerse desagradable a los demás es el único camino para vivir con menos inmiscuencia de prójimo. [p142]
Lo cíclico con lo circunstancial están en la misma proporción que la reaparición espontánea y la reaparición excitada de las ideaciones: el 90% de los hechos de recordación son provocados por circunstancias actuales; nos olvidaríamos de todas las pequeñas menudencias cotidianas que nos hemos propuesto hacer un minuto antes, si todo en torno de nosotros no estuviera poblado de cosas y hechos recordantes. [p144]
Superar el Costo: este es monstruo de la Practicidad. [p146]
Esta obtusidad de aquel mártir Artista concluyó en un instante de Inteligencia: el Suicidio. Vio en un relámpago que su Psique era la Descompostura más total de cuantas había manejado y esa Descompostura conciencial innata consistió en la ceguedad mental de percibir esta razonable Posibilidad de las cosas: que las Cosas pueden llegar a estado de Descompostura mayor que ellas mismas, es decir, tal completez de alteración que su existencia valga menos que cero-existencia, que su reposición sea una tentación maléfica, porque absorba más Labor y consuma más material que su creación. [p146]
Sus antecesores habían sido un pedazo de infinito y un pétalo de clavel, o un pétalo de tortuga (no está bien averiguado) … [p149]
… se fueron a vivir en otra azotea, sin permiso de los dueños de casa. Fueron muy felices hasta cuando llovía, pero expulsados de allí se treparon en una gran higuera y continuaron su vida matrimonial apasionada. [p150]
Macedonio Fernández. Papeles de Recienvenido y Continuación de la Nada (Obras Completas Tomo IV). 2014. Corregidor, Buenos Aires.
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