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Caravana, por María Martoccia. Extractos y comentarios al margen

Caravana
María Martoccia
Buenos Aires: La Bestia Equilátera. 2009
Obra original: 1996

No deja de ser alentador que una de la misiones de las cartas geográficas consista en agrandar el mundo. [18]

Allí un químico filmó escenas que sirvieron para decir que había nacido el cine y las ardillas no hibernan porque los niños de una escuela primaria las saturan de dulces. [20]

Intereses: música clásica y el comportamiento de los roedores. [26]

Porque Keith cuando caminaba iba preguntando cosas. [30]
[Á: cuando abraza siempre mueve un poco los dedos.]

… para no tener que soportar las frases de alguien que no los miraba. [38,39]

Por la ventanilla se veían el color rosado del principio de la noche y los rectángulos de las ventanas iluminadas, pero él sabía que estaban cruzando por una zona llena de arbustos con flores blancas. [45]

[Á: pensó varias maneras de comenzar la locura]

… un continuo temor a molestar, interrumpir … [61]

Charlotte, al contrario de su hermana, llevaba ropa oscura, tenía ojeras y el pelo de un color impreciso. Todo lo que fue excitante en la infancia de Jill se había convertido en tragedia para Charlotte. [65]

… la oscuridad no era negra sino que les daba otro volumen a las cosas. [72]

… interesado en pequeños asuntos de la naturaleza, como si hubiera conocido una época en la cual los despreció. [73]

“Es rico el que esconde” [74]

[Á: tener pinta de no querer suicidarse.]

… dormir es un truco para … [76]

A Tim lo ponía de mal humor hablar de Inglaterra. Amaba las ciudades pobladas de Oriente. La basura que flota en los canales, las religiones déspotas. Una de sus imágenes preferidas era la de los monjes de Bangkok pegándoles a las personas que acarician perros. [78]

―Anoche, en la cena, un alemán me contó que los sapos y las ranas están desapareciendo de la Tierra sin motivo.
―¿Y te parece que hay algún motivo para desaparecer? [84]

Restos de comida, latas y papeles se mudaban del barrio chino a los templos. “Quizá mañana -continuó pensando Isabel- uno de esos monjes que no matan mosquitos y solo comen la fruta que cae de los árboles levante un cartón que llegó de lejos para tapar la ventana rota de su celda. Ellos jamás intervienen en otras vidas”. [92]

―¿Mutuo? Nada es mutuo. A menos que sea una coincidencia muy grande o un plan ―intervino Kevin. [103]

… hay que conocer las ciudades cuando llueve. [111]

… uno de los requisitos del matrimonio es disimular las alegrías individuales. [113]

… imaginó un matrimonio en el cual uno no cargara jamás con los gustos del otro. [113]

… las personas encantadoras son en general antipáticas por teléfono. [115]

… cree que los idiomas son acentos diferentes que se contagian con el tiempo. [117]

… el miedo ciego de las criaturas que no recuerdan que las lluvias terminan. [118]

John, el más feroz oponente de Malcolm, respondía que era un cliché creernos que los orientales hacen algo mientras están sentados mirando la pared. … Malcolm esgrimía que el cliché era creernos que nosotros, los occidentales, hacíamos algo. “Tenemos una memoria obsesiva -repetía-. Hacemos para recordar. En Asia son mucho más prácticos. Saben que hay olvido.” “Rubbish!”, gritaba John. [120]

Cuando viajamos es tan difícil saber qué es casualidad y qué no. [122]

¿Existe la casualidad para el inmóvil? [123]
[Á: si me quedo quieto, si no participo de nada y no emito acción alguna (sabemos igual que tal es imposible), ¿todo lo que me sucede es puro destino?]

… no soporto que los sueños se conviertan en algo inútil, en algo que uno no puede hacer circular como excusa.
El sueño empezaba con una de esas características que le avisan a uno que se encuentra en un sueño: el día era espléndido pero yo sabía que para los demás hacía un calor insoportable. Siempre son esas diferencias, esos secretos sobre la realidad que sufrimos, o que sufren los demás, la señal que nos indica que soñamos. [123]
[Á: una especie de omnisciencia parcial como diferencia entre vigilia y sueño]

―Cuando habla no lo entiendo ―decía Lutan con orgullo. [129]
[Á: sentirse orgulloso (o mejor: aliviado) de no entender a algunas personas; o más bien, algunos discursos. ¿La empatía es una cuestión lingüística? ¿Sintáctica?]

Pensaba que lo tendría toda la vida… O no pensaba nada… Me había enamorado o… qué sé yo, hace tanto… es como hablar de otra persona. [138] 

―Todos los libros deberían entenderse aunque uno los empiece por la mitad. Así es como entramos en la vida de la gente y nos vemos obligados a comprenderla. Nadie cuenta desde el comienzo.
Irene se mordió la lengua para no decirle que ese había sido uno de sus mayores problemas: el querer comprender a la gente. [148]

Las cosas vivas ocupan lugar. [149]

Sentía cariño por esa lámpara. Cuando eran chicas su padre siempre intentaba hablar de ella con las visitas y con los parientes de Tandil que llegaban con una rosca de Reyes aunque fuera agosto. El pobre hombre parecía haber alimentado la esperanza de que si hablaba de la lámpara no le preguntarían otras cosas. Pero la gente igual preguntaba. Marta no recordaba a nadie que hubiera hablado toda una visita de la lámpara. [150]

Para deshacerse de las cosas hay que empezar por sentirlas ajenas … [154]

… todas las cosas le resultaban desordenadas porque solo concebía el vacío como orden. [163]

Ella coleccionaba chimeneas. (“¡¿Chimeneas?! ¿Cómo se coleccionan las chimeneas?”, “Teniendo muchas habitaciones”, me contó Martina. “Entonces colecciona habitaciones con chimeneas”, respondí. “Claro, una buena colección implica otra”, afirmó Martina.) [218]

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