Más allá del bien y del mal. Friedrich Nietzsche. Barcelona: Olmak Trade SL. 2016 (Libro original: 1886). Traducción: Enrique Eidelstein.
Puede ser que deseemos la verdad, pero ¿por qué rechazar lo no-verdadero, o la incertidumbre y hasta la ignorancia? [11]
… lo “consciente” no se opone nunca de forma decisiva a lo instintivo. La mayor parte del pensamiento consciente de un filósofo está gobernado por sus instintos y forzosamente conducido por vías definidas. Detrás de toda la lógica y de la aparente libertad de sus movimientos, hay evaluaciones de valores, o, mejor dicho, exigencias fisiológicas impuestas por la necesidad de mantener un determinado género de vida. [13]
Pensamos que el hecho de que un juicio sea falso no constituye, en nuestra opinión, una objeción contra ese juicio. Podría ser ésta una de las afirmaciones más sorprendentes de nuestro lenguaje. La cuestión es saber en qué medida este juicio nos sirve para conservar la especie, para acelerar, enriquecer y mantener la vida. En principio, nos inclinamos a afirmar que los juicios más falsos (y entre éstos los juicios sintéticos a priori) son para nosotros los más indispensables, que el hombre no podría vivir sin las ficciones de la lógica, sin relacionar la realidad con la medida del mundo puramente imaginario de lo incondicionado y lo idéntico, sin falsear constantemente el mundo introduciendo en él el concepto de número. Esto [13] llega hasta un punto en que renunciar a los juicios falsos sería renunciar a la vida, negarla. Admitir que lo no-verdadero es la condición de la vida, es oponerse audazmente al sentimiento que se tiene habitualmente de los valores. [14]
… sois vuestro propio tirano … [18]
La filosofía, en el fondo de la naturaleza y su contexto visible, no es más que ese instinto tiránico: la voluntad de poder en su aspecto más intelectual, la voluntad de “crear el mundo” e implantar en él la causa prima. [18]
… siempre preferiría un puñado de “incertidumbre” a una carretada de insulsas posibilidades. [18]
La vida misma es voluntad [22] de poderío. El instinto de conservación viene a ser una consecuencia indirecta … [23]
Aún hay ingenios acostumbrados a la introspección que creen que existen “certidumbres inmediatas”, por ejemplo, el “yo pienso” … [24]
Como quien quiere cree de buena fe que basta querer para actuar … [27]
… la necesidad de soportar la completa y absoluta responsabilidad de sus actos y de no adjudicársela a Dios, al mundo, a la herencia, a la suerte, a la sociedad … [29]
Conviene, sin embargo, no servirse de la “causa” y del “efecto” sino en calidad de puros conceptos, o sea, como ficciones convencionales que sirven para designar, para ponerse de acuerdo, pero de ninguna forma para explicar algo. [30]
… cuando introducimos falsamente en las “cosas” este mundo de símbolos inventados por nosotros, cuando lo incorporamos a las cosas como si les perteneciese “en sí”, obramos una vez más, como lo hemos hecho siempre, creando una mitología. [30]
Difícil es evitar que nuestras visiones más elevadas parezcan locuras, y a veces hasta crímenes, cuando llegan a oídos de quienes no están capacitados para comprenderlas. [38]
[Á: yo no diría "elevadas". Quizá "íntimas".]
… como toda epidermis, es más lo que oculta que lo que revela … [42]
Es un simple prejuicio creer que la verdad es mejor que la apariencia; es incluso la hipótesis peor fundada que existe. [43]
… los malos y los desdichados poseen más y mejores dotes para descubrir ciertas partes de la verdad … [46]
… los malos que son felices, especie que los moralistas pasan en silencio. [46]
Más de uno se dedica a perturbar y a maltratar su propia memoria, para así, al menos vengarse de su único cómplice. [47]
Si hay hombres que se inclinan, debido a su elevada espiritualidad, a llevar una vida más retirada y contemplativa, … la religión puede servirles como medio para encontrar la paz, lejos del ruido y los problemas que implican una dominación más grosera, pues es su forma de conservarse puros de la suciedad que entraña toda acción política. [60]
Con quien más deslealtad mostramos es con Dios, al que no le permitimos pecar. [64]
El hecho de que una sola cosa o persona merezca nuestro amor es una forma de barbarie, pues excluye a todos los demás. [64]
¿Hay alguno entre nosotros que no se ha sacrificado ya a sí mismo, en aras de su buena reputación? [68]
La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad [68] con que jugaba cuando era niño. [69]
El que siente inclinación a la contemplación y no a la fe encuentra a todos los creyentes demasiado escandalosos e indiscretos, y, por lo tanto, los evita. [71]
Por nuestras virtudes es por lo que más somos castigados. [74]
En la lucha contra bestias hay que cuidarse de no convertirse en bestia uno mismo. [76]
El espíritu de contradicción, las travesuras, la desconfianza alegre, la ironía, son signos de salud. Toda forma de absoluto pertenece al dominio de la patología. [78]
La locura raramente la sufren los individuos; sin embargo, en los grupos, en los partidos y en las naciones, ha sido la regla de ciertas épocas. [78]
Hablar mucho de sí mismo puede ser un medio para ocultarse. [80]
Por amor a la humanidad abrazamos al primero que llega, en vista de que no podemos abrazar a todos los hombres; pero esto lo debemos hacer ver a ese primero que llega. [80]
[Á: ¿no será que por desamor a “la humanidad” (entidad que asumo no existente: no hay una cualidad que podamos llamar “humanidad” y que nos vuelva humanas, y tampoco creo que al juntar a todas las criaturas humanas obtengamos una “humanidad”) elegimos sólo unas cuantas personas?]
De la misma manera que ante ciertas cosas concretas vemos sólo una parte y nos imaginamos el resto, en presencia de los sucesos más extraños obramos igual, imaginando gran parte del acontecimiento. Un lector, por ejemplo, no lee las palabras, y menos aún todas las sílabas de una página: de veinte palabras capta cuatro o cinco al azar y “adivina” el sentido de la oración. Asimismo, no vemos un árbol de una manera exacta y en su totalidad, con sus hojas, sus ramas, su color y su forma; nos es mucho más fácil imaginar aproximadamente un árbol. Todo esto nos muestra que estamos habituados a mentir. O, para decirlo de una manera más adornada y velada: somos mucho más artistas de lo que creemos. [88]
… siempre ha habido un gran número de hombres que obedecen a un pequeño número de jefes. La obediencia ha sido lo que mejor se ha ejercitado y cultivado entre los hombres. [93]
… su alma de espejo amenaza permanecer lisa … [104]
“Hijo mío, no te permitas más que locuras que te proporcionen un gran placer.” Es ésta la frase más maternal y juiciosa que jamás se haya dirigido a un hijo. [130]
Perdóneseme si, también yo, por [148] haberme arriesgado a hacer un breve alto en este terreno infecto, no he salido completamente ileso, y si me he puesto, como todo el mundo, a meditar sobre cosas que no me concernían, primer síntoma de infección política. [149]
Está de moda entregarse a toda clase de ensueños, algunos de colores científicos, que nos pintan el estado futuro de una sociedad libre de toda clase de “explotación”. Esto suena a mis oídos como la promesa de inventar una forma de vida en la cual no interviniera ninguna función orgánica. La “explotación” no es consecuencia de una sociedad corrompida, imperfecta o primitiva; es el hecho inherente a la naturaleza misma de la vida, es la función orgánica primordial, una consecuencia de la voluntad de poder propiamente dicha, que es la voluntad misma de la vida. [159]
… la vida es, precisamente, voluntad de poder. [159]
[Á: Pero ¿cuánto poder? En caso de que así sea.]
… prodigiosos desastres … [166]
Para comprenderse mutuamente no es suficiente el empleo de las mismas palabras; hay que designar también por medio de estas palabras la misma especie de [171] realidad interior; en fin, hay que tener en común ciertas experiencias. [172]
… la historia del lenguaje es la historia de un proceso de abreviaturas. [172]
Es posible que bajo la leyenda sagrada de la vida de Jesús se oculta uno de los más dolorosos casos del martirio, susceptibles de soportar quien [172] conozca el amor; el martirio de un corazón inocente y ávido de amor humano, que sólo quería amar y ser amado, y nada más, pero que lo exigía con dureza, con frenesí, con terribles estallidos de cólera contra quienes rechazaban su amor; la historia de un pobre insatisfecho e insaciable de amor, que tuvo que inventar el infierno para enviar a él a quienes no querían amarle, quien, después de haber aprendido a conocer el amor humano, tuvo que inventar un Dios que fuera todo amor y fortaleza, un Dios que tuviera piedad del hombre, porque este amor, ¡es tan miserable, tan ignorante! [173]
[Á: blasfémicamente cristiano]
… víctima del conocimiento … [175]
… los más grandes pensamientos son nuestros más grandes acontecimientos … [181]
Uno de los medios más refinados para engañarse, al menos por mucho tiempo, y de pasar por más estúpido de lo que en realidad se es ―lo que, sin embargo, es en la vida corriente tan útil como un paraguas―, es el entusiasmo y todo lo que implica … [182]
[Á: justo útil como un paraguas ¿dónde? ¿cuándo?]
… cada opinión es un escondite … [183] [Á: ¿y cuándo es un acto de libertad, de salir?]
El pensador profundo siente más temor de ser comprendido que de ser mal comprendido. [183]
Ya sólo tengo colores, quizá muchos colores, muchas ternuras irisadas … [187]
[Á: Ternuras irisadas, podría ser título de un libro]
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