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Poesía completa. Alejandra Pizarnik. Extractos y anotaciones al margen.

kilómetros de nueces [p26]

desde la ventanilla tranviaria mi
asiento es la cima
del mundo [p29]

YO SOY…

mis alas?
dos pétalos podridos
mi razón?
copitas de vino agrio
mi vida?
vacío bien pensado
mi cuerpo?
un tajo en la silla
mi vaivén?
un gong infantil
mi rostro?
un cero disimulado
mis ojos?
ah! trozos de infinito
[p30]

[Á: vacío bien pensado. milagro innecesario.]

Nadie pudo huir aún de su territorio anímico.
No hay rutas ni pliegues ni insectos. [p41]

la vida juega en la plaza
con el ser que nunca fui [p51]
[Á: eso no suena un poco a Arjona?]

baila pensamiento
en la cuerda de mi sonrisa [p51]

Tal vez esta noche no es noche,
debe ser un sol horrendo, o
lo otro, o cualquier cosa… [p57]

Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos [p60]

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más formar fila para morir. [p61]

la otra la gran muerte
dulce morada para tanto cansancio. [p63]

[Á: me recuerda una línea de Julia Kristeva: "Más allá del horror del suicidio, es sabido que lo rodea una aureola gozosa"]

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan. [p73]

[Á: asombro de la criatura anhedónica.]

¿Por qué no huyo
y me persigo con cuchillos
y me deliro?

De muerte se ha tejido cada instante. [p75]

[Á: Me parece interesante el me deliro, aunque me es inevitable leerlo como me delirio, que porsupuestamente sería lo lamentable de arrancarse uno sus propias flores.]

… sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie. [p77]

… hace tanta soledad [p77]

[Á: ¿otra vez Arjona? Hoy se pronostican 30 grados con altas probabilidades de soledad. Quédese en casa y muera rápido, por su bien.]

He aquí lo difícil:
caminar por las calles
y señalar el cielo o la tierra. [p78]

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas? [p79]

… no hay un dios donde morir … [p80]

CENIZAS

Hemos dicho palabras,
palabras para despertar muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.

Hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.

Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas,
frases como alas.

Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles caminos. [p82]

[Á: ella está feliz de esto (las palabras). Y yo pensé en un ¿para qué? Sin mucho sentido. Seguro ella también.]

Alguna palabra que me ampare del viento,
alguna verdad pequeña en que sentarme
y desde la cual vivirme,
alguna frase solamente mía
que yo abrace cada noche,
en la que me reconozca,
en la que me exista. [p88]

[Á: ¿Cómo te vas a sentar en una verdad? (más que como interrogación, leerse como reproche)]

… el mundo enojado con mi risa [p90]

LA CARENCIA
 
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas. [p91]

[Á: optimismo inocente]

Detrás del aire … [p92]

Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte. [p96]

… me llevo a la vida
a mendigar fervor. [p97]

… el árbol de Diana es transparente y no da sombra. [p101. Octavio Paz]

… el árbol de Diana no es un cuerpo que se pueda ver: es un objeto (animado) que nos deja ver más allá, un instrumento natural de visión. [p102. Octavio Paz]

ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe [p108]

[Á: Eso es no poder inventar.
Nombrar lo que no existe es (quizá) la única manera de expandir el mundo (humano), que por alguna razón tiende a cerrarse y encerrar]

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome [p115]

Extraño desacostumbrarme
de la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
oficio de recién llegada. [p117]

[Á: me recuerda a Macedonio Fernández]

como un poema enterado
del silencio de las cosas
hablas para no verme. [p120]

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos [p125]

[Á: ¿debe el placer ser fascinación? ¿debe la fascinación ser destructiva? ¿puede la adecuada destrucción ser un tipo de cura? ¿es saludable o conveniente utilizar un dolor segundo como analgesia de un dolor primero?
¿es el placer honesto, no estereotipado (aquel que suele verse como perverso, o raro, incluso peligroso), una acción revolucionaria? No veo por qué no lo sería.]

Que nada es posible ya lo sabían los que inventaban lluvias … [p131]

… pulsamos los espejos … [p133]

alguna vez
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
me iré como quien se va [p135]


[Á: retazos o trazas de ciertos momentos y/o personas, como en las recetas de galletitas.]

la pequeña viajera
moría explicando su muerte [p34]

[Á: reproche de persona que queda viva: ¿por qué moriste justo en ese momento, justo así?]

el viento le trae
la tenue respuesta de las hojas [p138]

[Á: me recuerda dos cosas: mi poemita del viento que pasa y ese es todo su discurso, mentira… y el cuento zen del monje que sacude el árbol en el patio del vecino que acaba de barrer todas las hojas.]

más allá de cualquier zona prohibida
hay un espejo para nuestra triste transparencia [p139]

… su sonido a viento roto [p147]

CAROLINE DE GUNDERODE

La mano de la enamorada del viento
acaricia la cara del ausente.
La alucinada con su «maleta de piel de pájaro»
huye de sí misma con un cuchillo en la memoria.
La que fue devorada por el espejo
entra en un cofre de cenizas
y apacigua a las bestias del olvido. [p148]

Que tu cuerpo sea siempre
un amado espacio de revelaciones. [p156]

[Á: un deseo (o un imperativo?) hermoso. También me recuerda un poco a Eduardo Galeano.]

tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre [p162]

[Á: y por favor que me hables siempre. una solicitud muy ternura adolescente.]

atesoraba palabras muy puras
para crear nuevos silencios [p175]

[Á: Tao Te Ching: un gran discurso se parece al silencio.]

los pájaros dibujaban en mis ojos
pequeñas jaulas [p177]

¿Qué se dan entre sí las sombras? [p184]

hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco [p185]

un ataúd para la hora,
otro ataúd para la luz. [p201]

Un deseo de aquí
Una memoria de allá [p204]

Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay. [p206]

VÉRTIGOS O CONTEMPLACIÓN DE ALGO QUE TERMINA

Esta lila se deshoja.
Desde sí misma cae
y oculta su antigua sombra.
He de morir de cosas así. [p214]

Y es su sonrisa la última sobreviviente,
no mi memoria. [p216]

[Á: Un recuerdo más grande que la memoria que lo alberga, ¿lo alberga? Si es más grande, ¿queda una parte en la memoria y la otra en ¿dónde??, ¿o directamente no entra ni un poco?] 
[Á: interesante. Un recuerdo que sobrevive a la memoria que lo alimentaba. ¿Dónde va?]

Ayúdame a no pedir ayuda. [p222]

… sonríe pero está muerto y cuando alguien está muerto, muerto está por más que sonría … [p224]

Y es siempre el jardín de lilas del otro lado del río. Si el alma pregunta si queda lejos se le responderá: del otro lado del río, no éste sino aquél. [p229]

No hay silencio aquí
sino frases que evitas oír. [p232]
[Á: a la pucha]

Y que de mí no quede más que la alegría de quien pidió entrar y le fue concedido. [p233]

INMINENCIA

Y el muelle gris y las casas rojas Y no es aún la soledad Y los ojos ven un cuadrado negro con un círculo de música lila en su centro Y el jardín de las delicias sólo existe fuera de los jardines Y la soledad es no poder decirla Y el muelle gris y las casas rojas. [p234]

[Á: me recuerda aquella frase de Bécquer, la de la soledad es hermosa cuando se tiene a quien decírselo.]

ADIOSES DEL VERANO

Suave rumor de la maleza creciendo. Sonidos de lo que destruye el viento. Llegan a mí como si yo fuera el corazón de lo que existe. Quisiera estar muerta y entrar también yo en un corazón ajeno. [p236]

Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto. [p241]

[Á: Podrían ser dos versos del tao te ching.]

Tú sabes que te han humillado hasta cuando te mostraban el sol. Tú sabes que nunca sabrás defenderte, que sólo deseas presentarles el trofeo, quiero decir tu cadáver … [p249]

Tanto que hacer y yo me deshago. [p252]

Sufro, luego no sé. [p252]

[Á: Oh vida has dado dados olvidados. Olvida dos. Olvidados.]
[Á: Harapiento. Harapienso: prenda de ser de la cual cuelgan pensamientos andrajosos, que ya no cubren.]

Las verdaderas fiestas tienen lugar en el cuerpo y en los sueños. [p253]

[Á: qué importante vivir el cuerpo. No tenemos otra experiencia posible.]

El nacer, que es un acto lúgubre, me causaba gracia. [p255]

Yo tenía dieciséis años y no tenía otro remedio que buscar el amor absoluto. [p256]

… mi zona de silencio virgen, mi lugar de reposo en donde me estoy esperando. [p257]

… corazones de espejo … [p258]

… una canción de una ternura sin precedentes, una canción que no diga de la vida ni de la muerte sino de gestos levísimos como el más imperceptible ademán de aquiescencia, una canción que sea menos que una canción, una canción como un dibujo que representa una pequeña casa debajo de un sol al que le faltan algunos rayos; allí ha de poder vivir la muñequita de papel verde, celeste y rojo; allí se ha de poder erguir y tal vez andar en su casita dibujada sobre una página en blanco. [p258]

y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo [p263]

Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados? [p265]
[Á: ¿no parece una de esas obras hechas con el traductor de google?]

Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar. [p266]

[Á: la muerte como imposibilidad de salir de una obsesión (dicha obsesión, ¿podría ser incluso el deseo de sobrevivir, o más bien, no morir?)]

La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. [p271]

Hemos intentado hacernos perdonar lo que no hicimos, las ofensas fantásticas, las culpas fantasmas. [p272]

Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa. [p283]

Para que las palabras no basten es preciso alguna muerte en el corazón. [p284]

Cuando espero dejar de esperar, sucede tu caída dentro de mí. Ya no soy más que un adentro. [p284] 
[Á: me recuerda a“soy un pobre agujero”, de León Gieco]

Hablo con la voz que está detrás de la voz [p290]

Sí, lo malo de la vida es que no es lo que creemos pero tampoco lo contrario. [p294]

no adoré el sol
pero no esperé esta luz negra
al filo del mediodía [p301]

… un pájaro
que juega a oírse cantar. [p304]

[Á: ¿masturbación? ¿panteísmo? ¿el cosmos es un dios haciéndose cosquillas y barbaridades a sí mismo?]

te llamo y no vienes
Te amo y no vienes [p310]

[Á: juego muy adolescente]

querer quedarse queriendo irse [p312]

La luz amontonándose inservible a espaldas del sol. [p313]

Si morir es memoria cerrada. [p315]

Yo trabajo el silencio
lo hago llama. [p315]

Eso tan terrible.
Lleno de hermosura. [p317]

Escribes poemas
porque necesitas
un lugar
en donde sea lo que no es [p318]

[Á: No. El poema es un nolugar. Nadie se queda ahí a ser algo (salvo algunas personas sin casa ni hogar)]

¿Quién cantará al amor?
No yo.
Yo amo. [p318]

[Á: San Francisco. Roland Barthes]

Sumisa a la niña muda
que habla en mi nombre,
me cierro, me defiendo, [p322]

Libertad de ser sólo ceniza. [p327]

La para siempre seguridad de estar de más en el lugar en donde los otros respiran. [p345]

[Á: Tiene algo de macedoniano]

Si soy algo soy violencia. [p358]

[Á: existir es someter]

Cada palabra que escribo me restituye a la ausencia por la que escribo lo que no escribiría si te dejara venir aquí. [p360]

El nacido de su irse. [p368]

la canción que no le dejaron cantar
sino a través de sus ojos azules … [p370]

La que no supo morirse de amor y por eso nada aprendió. [p371]

[Á: Veredas, De la gran piñata. O “sentada sobre tu miedo de correr”, Silvio Rodríguez]

Alguien cae en su primera caída [p373]

[Á: pienso en Macedonio otra vez.]

nadie es del color
del deseo más profundo. [p374]

niña que en vientos grises
vientos verdes aguardó [p393]

… lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe [p398]

en esta noche en este mundo
donde todo es posible
salvo
el poema

hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh ayúdame a escribir el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo [p400]

-No hay que jugar al espectro porque se llega a serlo. [p402]

[Á: muy importante]

Sólo buscaba un lugar más o menos propicio para vivir, quiero decir: un sitio pequeño donde cantar y poder llorar tranquila a veces. En verdad no quería una casa; Sombra quería un jardín.
—Sólo vine a ver el jardín —dijo.
Pero cada vez que visitaba un jardín comprobaba que no era el que buscaba, el que quería. Era como hablar o escribir. Después de hablar o de escribir siempre tenía que explicar:
—No, no es eso lo que yo quería decir.
Y lo peor es que también el silencio la traicionaba.
―Es porque el silencio no existe ―dijo.
El jardín, las voces, la escritura, el silencio.
―No hago otra cosa que buscar y no encontrar. Así pierdo las noches.
Sintió que era culpable de algo grave.
―Yo creo en las noches ―dijo.
A lo cual no supo responderse: sintió que le clavaban una flor azul en el pensamiento con el fin de que no siguiera el curso de su discurso hasta el fondo.
―Es porque el fondo no existe ―dijo.
La flor azul se abrió en su mente. Vio palabras como pequeñas piedras diseminadas en el espacio negro de la noche. Luego, pasó un cisne con rueditas con un gran moño rojo en el interrogativo cuello. Una niñita que se le parecía montaba el cisne.
―Esa niñita fui yo ―dijo Sombra.

[Á: la verdad, maravilloso. Le percibo una mezcla de Macedonio y de Alicia en el país de las maravillas y de sueño que se puede tener cualquier noche; y a pesar de la mezcla también lo percibo muy propio.]

Sombra está desconcertada. Se dice que, en verdad, trabaja demasiado desde que murió Sombra. Todo es pretexto para ser un pretexto, pensó Sombra asombrada. [p403]

―¿Qué hora es?
―La que acaba de pasar. La última. [p406]

y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada,
y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo,
aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18,
persuadiéndome día a día
de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino, [p411]

Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
―¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al inagotable fluir del murmullo. [p413]

Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia prestigiosa (si me quisieran un poquito me ayudarían a anularla) [p413]

Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finaliza en la fusión de los contrarios. [p414]

Freud:

«La pequeña A. está embellecida por la desobediencia», (Cartas…)
Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica. Sin dudas, muchas claves las extrajo de «los filósofos de la naturaleza», de «los románticos alemanes» y, sobre todo, de mi amadísimo Lichtenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas como:
«Él le había puesto nombre a sus dos pantuflas»
Algo solo estaba, ¿no?
(¡Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!)
Y a Kierkegaard
Y a Dostoyevski
Y sobre todo a Kafka
a quien le pasó lo que a mí, si bien él era púdico y casto -«¿Qué hice del don del sexo?»- y yo soy una pajera como no existe otra;
pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo –tuvo que saber-
que de allí no se vuelve

se alejó –me alejé-
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches) [p416]

en esta noche, en este mundo,
abrazada a vos,
alegría de naufragio. [p427]

… no se sabe qué hacer con tanto no querer. [p429]

No [poder] querer más vivir sin saber qué vive en lugar mío … [p444]

Alguien cae en su primera caída. [446]

Y nada será tuyo salvo un ir hacia donde no hay dónde. [449]

Alejandra Pizarnik. Poesía Completa (1955-1972). 2015 (Original: 2000). Editorial Lumen. Barcelona.

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