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"Children of a Lesser God"

  Hago esta entrada para hablar de una película: "Children of a Lesser God" ("Niños de un Dios Más Pequeño"), o "Te Amaré en Silencio", como se la conoce en español. Pero antes de hacerlo, aclararé que no hablaré de ella haciéndome el crítico de cine, ni siquiera haciéndome el estudiante de artes; simplemente hablaré de ella según las capacidades que realmente tengo, desde el lugar de un simple aficionado, de un ser humano cualquiera al cuál le han contado una historia.
  Se trata de una película estadounidense estrenada en 1986, dirigida por Randa Haines, protagonizada por William Hurt y Marlee Matlin. Fue nominada al Oscar como mejor película (menciono esto como dato, aunque soy de las personas que creen que esos premios no dicen mucho en realidad), así como William Hurt nominado a mejor actor; por su parte, Matlin logró el premio como mejor actriz.
  Ahora, dejando de lado las formalidades, hablaré un poco de la película. Creo que los autores se preocuparon mucho más por la historia que contaban que por cómo la contaban, y gracias a eso se aprecian personajes bien definidos (principalmente los dos protagonistas), lo que personalmente me agrada mucho, ya que me gustan las tensiones psicológicas y emocionales, y en esta película se hayan muy presentes, ocurriendo a un ritmo muy adecuado.
  La historia cuenta cómo un profesor empieza a trabajar en un colegio para chicos sordos, y se interesa en enseñarle a hablar a una joven muchacha que también trabaja allí (como personal de limpieza), y que anteriormente había sido alumna de la institución. Este profesor cree que ella es demasiado inteligente para trabajar en la limpieza, y que lo que está haciendo allí es conformarse con refugiarse en un mundo que no la valora y la considera una tonta. Al principio muestra una resistencia violenta, pero finalmente va cediendo ante la insistencia del profesor, y como es de esperarse, surge un amor entre ambos. Sin embargo, ella no tiene ningún interés en aprender a hablar, y esto provoca tensiones en la relación entre ambos, ya que él siente que ella simplemente tiene miedo y está huyendo, pero ella defiende la postura de que así es ella, y no tiene por qué aprender su lenguaje cuando nunca nadie se interesó por aprender el suyo (el lenguaje de señas).
  Me parece muy interesante ese personaje, Sarah, y cómo no ve a su sordera como a un problema, sino como a una parte más de ella, como a ella misma. Es como si se sintiese orgullosa de ser diferente; incluso en un momento le hace saber James (el profesor) que le gustaría tener hijos sordos, y en varias oportunidades se refiere a sí misma, a su interior, a sus sentimientos, a sus pensamientos, a su mundo, con la expresión "mi silencio". "¿Cuándo me dejarás entrar a tu silencio?" le pregunta James en el muelle.
  Por su parte, el profesor James es un protagonista muy "querible". Se trata de un adulto culto, honesto, sinceramente interesado en ayudar a sus alumnos, y sinceramente enamorado de Sarah. Paciente pero firme, parece casi imperturbable, pero a lo largo de la película va desgastándose. Las tensiones en su relación con Sarah van y vienen, y así como ella se niega a aprender un lenguaje que no le pertenece, él llega a disgustarse con ella por no interesarse en querer hablar. En una escena, mientras "hacen el amor" (como suelen decir muchos), él le pide "pronuncia mi nombre; sólo mi nombre, una vez por favor"; Sarah se molesta, sintiéndose nuevamente forzada a ser alguien que en realidad no es, alguien que escucha, y se aparta.
  En una película donde lo psicológico y lo emocional son tan importantes, creo que uno de los momentos cúspide es el de la pelea que separa a James y Sarah. Por primera vez, él empieza a gritarle y a hacerle señas violentamente, exigiéndole que aprendiera su lenguaje, que lea sus labios, que no haga con él lo que no le gustaba que hiciera todo el mundo con ella. En ese momento, por primera vez Sarah "habla": empieza a gritar, desaforadamente, intentando articular palabras que quedan reducidas a sílabas abiertas sin sentido alguno. James queda atónito y ella se refugia contra la pared mientras llora. Quizá, apresuraron la posterior huida de Sarah por la puerta, pero definitivamente aquella es una escena muy tensa. Logró hacerme sentir frustración, tristeza, e incluso, quizá, miedo.
  Como dije unos párrafos arriba, me pareció una película que se preocupa más por la historia que cuenta que por cómo lo hace. Sin embargo, hay algunos planos que me parecieron muy metafóricos, expresivos y bellos. Se trata de aquellos que ocurren en el agua, en la piscina en la que Sarah va sola a nadar. Se ve el cuerpo humano flotando lentamente, solo, en medio del agua, y por qué no, del silencio. Me pareció que estas imágenes reflejan con una belleza melancólica el mundo de las personas sordas, condenadas a flotar en silencio por el mundo. Un silencio relativo, por supuesto, porque el personaje de Sarah no puede oír, y tampoco hablar, pero no por ello es silenciosa.
  Es una película cargada de inseguridades, comprensión, y amor. No quiero y no voy a caer preso de la manía human de medir con números todo lo que existe en este mundo, pero sí voy a caer en la aún más común enfermedad de etiquetarlo todo, y diré que, sin dudas, esta película la incluyo en mi lista de películas favoritas.


  Al final de la película, James y Sarah se reencuentran luego de esa mencionada discusión, y él le dice: "Dime que podremos encontrar nuestro lugar, fuera del silencio y fuera del sonido."

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