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Dejá

  Nadie puede enseñarte a llenar tu carne de abrazos que se deshacen como nubes azotadas por las corrientes estivales.
  Nadie puede enseñarte a llenar tus días con silencios, pasajes a cientos de recuerdos y pensamientos que eligen hacia dónde soplar las velas de tu mente.
  Nadie puede enseñarte a pronunciar la última palabra y a hacerla danzar bellamente con la última mirada que le entregarás antes de que la atmósfera y la tierra la engullan a la distancia.
  Nadie puede enseñarte a necesitar sostener su mano para sentir qué alto te mantiene amarrado a un mundo en el que entre todos nos comemos.
  Nadie puede enseñarte que no vale la pena ocultar todo lo que palpita bajo la piel, uno lo aprende solo, recién cuando el hedor empieza a fastidiar por las noches. Dejá que el Sol mime a eso que guardás, y verás cómo crece.

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Breve comentario acerca de "Les Amours Imaginaires"

  " Les Amours Imaginaires " es una película dirigida y protagonizada por el canadiense Xavier Dolan, estrenada en 2010. No la colocaría en mi lista de películas favoritas, pero me gustó. Se trata de una película bastante abstracta, y con esto me refiero a que sus protagonistas (Marie, Francis y Nicolas) son completamente desconocidos: no se sabe de qué viven, de qué vivieron, cuáles son sus aspiraciones... Todo lo que se ve en la película es el triángulo que se forma cuando Marie y Francis, amigos, se enamoran de Nicolas. No hay otra cosa en la película, es completamente sentimental, repleta de miradas celosas, gestos juguetones, sonrisas encantadoras. Sin embargo, visualmente utiliza algunas metáforas que si bien son simples, son muy efectivas a la hora de explicar los sentimientos (y la cámara lenta ayuda mucho en eso): por ejemplo, la soledad que se expresa cuando Francis baja solo por unas estrechas y oscuras escaleras, de espaldas a la cámara y desenfocado, luego d

Refracción no ficcional desde una frase de Elvira Sastre

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El momento de decir 'adiós'

  Cuando llega el momento de decir ‘adiós’, los años que encendieron la Luna y el Sol se licuan en lo profundo y salen a flote en los ojos, donde danzan para celebrar y devolver la belleza que han recibido.   Cuando llega el momento de decir ‘adiós’, el verano se hace invierno y el invierno se hace verano, porque la Tierra sigue girando incluso cuando todo está en silencio y quietud.   Cuando llega el momento de decir ‘adiós’, nos convertimos en un piano callado en medio de la sala que el público ya ha abandonado, mientras el último reflector recalentado dibuja las pelusas del aire y la sombra debajo de nosotros. Las teclas no se mueven, pero las cuerdas aún vibran en el interior, murmurando algo indecible. Se apaga la luz hasta la próxima función.   Cuando llega el momento de decir ‘adiós’, cabe en nuestros pulmones todo el viento que sopló, y no hay suspiro que deshinche los recuerdos o la nostalgia.   Cuando llega el momento de decir ‘adiós’, un abrazo es las palabras más a