Noche nublada de domingo. Las nubes no caían a la ciudad, sino que las luces de la ciudad rebalsaban en las nubes. Fresco. Especial para caminar. Sin tiempo. Un olor como a silencio, a que no va a pasar nada malo. Fui a ver teatro. Las Hijas de Bernarda, en el complejo cultural Galatea, con dirección (versión) y puesta en escena de Edgardo Dib, y a cargo de la Compañía Artística Sandra Sisti y la Compañía Teatral ELE-TE. La obra básicamente muestra cómo una mujer criada “a la antigua” (Bernarda Alba, interpretada por Javer Lúquez Toledo) impone al encierro a sus hijas luego de la muerte de su marido, para mantenerlas al resguardo de los pecados y los chismes del pueblo, para mantener el buen nombre y la honra de la familia; pero la menor, Adela, no está dispuesta a envejecer entre paredes y perderse la vida (o el sexo), así que sale a escondidas para acostarse con un tipo, que de paso es el pretendiente de su hermana mayor. Pero todo esto lo digo sólo para contextualizar un poco y no
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