Hay muertes tan muertes tan ombligamente muertes tan espejamente muertes tan madremente muertes tan ventanamente muertes que un día cualquiera tomas el metro, tomas un taxi te llevas a ti mismo al cementerio le tiras unos billetes al primer sepulturero que pillas y que se haga cargo te deje donde quiera das media vuelta te fumas un cigarrillo te sientes inquieto caminas a casa con ese inconfesable alivio de quien ha cuidado por años a un viejo que se caga se mea grita maldice exige esbozas una sonrisa cuando piensas en todas las cosas que del difunto vas a heredar pero pasa algo raro la gente te mira con asco y horror se te ha caído la piel de la cabeza a los pies qué mierda me pasa no hay barrio no hay casa no hay nada qué hacer y qué cosa más rara de pronto y por nada te empieza a gustar la idea de andar sin zapato, sin pellejo Pero lo que no esperabas y lo que a la ciencia, al gobierno a la prensa y a dios más confundieron es que en vez de co
Desde el verano de 1996